Capítulo 8: Las personas no cambian
FLASHBACK
Sucedió un día de invierno. Ni el mismo Junsu recuerda exactamente cual, pero afuera nevaba y el frío era tan fuerte que atravesaba las paredes, haciendo que las lágrimas de Jaejoong se congelaran antes de caer al suelo. La sangre en el piso se coagulaba con más rapidez y abandonaba el brillante color rojo para tornarse oscuro.
-P…perdón... –balbuceó el chico de cabello negro dejándose caer sobre sus rodillas— Perdóname, Junsu.
Gateó para llegar hasta el cuerpo de su amigo que estaba tirado en el piso…inconsciente. Levantó con algo de dificultad la mitad de su cuerpo, hasta dejarlo sentado, entonces, lo abrazó.
Esta vez había llegado demasiado lejos. Aunque no dejaba de pensar que Junsu había tenido algo de culpa también, por haberlo traído a la fuerza de aquél bar y haberse quedado en el dormitorio junto con él a pesar de saber lo peligroso que resulta cuando bebe.
-¿Jaejoong?... –había despertado.
En vez de soltarlo para cerciorarse de que fuera verdad, y no un producto de su imaginación, lo abrazó más fuerte. Se sentía indigno de pedirle perdón una vez más. ¿Cuántas veces no lo había maltratado? ¿Cuántas veces no había abusado ya de la amistad de ese chico?
-¿Por qué, Junsu? –Se quejaba entre lágrimas— ¿por qué rayos no te alejas de mí?... ¡Y no te atrevas a responderme con la misma estupidez de siempre!
-¿De qué estás hablando? –preguntó Junsu no dándole mucha importancia a la plática. En realidad estaba perdido en la calidez del abrazo; en como Jaejoong lo aferraba con tanta fuerza a él.
-Siempre dices que soportas todo esto porque me quieres… ¡pero eso no es cierto! –“Otra persona”Ahora mismo a Junsu le daba la impresión de que él que hablara no fuese Kim Jaejoong, o por lo menos no el mismo Kim Jaejoong de todos los días.
Kim Junsu, quien fue creado en un ambiente familiar envidiable y a quien los cuidados y cariños de su madre lo habían vuelto un poco más delicado que al resto de los chicos, tenía la cualidad de no ver más que aspecto positivo de cada persona. Además tenía la capacidad de saber interpretar los sentimientos mejor que nadie. Es por eso que cuando Jaejoong le decía que se fuera, él sabía que en realidad quería decir ”no me dejes solo”, y cuando Jaejoong le preguntaba por qué seguía a su lado, en realidad quería preguntar ”¿cómo puedes saber lo que en realidad quiero?”
-¿Por qué lo dudas? –estaba manchando, sin querer, la camisa blanca de Jaejoong con la sangre de sus labios.
-Nadie puede querer a alguien como yo... –lo dijo tan canturreado, que más parecía como si estuviese recitando algún reglamento que le hubiesen hecho aprender.
Pero en ese momento no le importó el por qué de ello, sino la respuesta. Lo que llevaba a Jaejoong a hacer todo lo que hacía, la razón por la que nunca confiaba sus sentimientos a nadie más que aquella persona a la que ni siquiera conocía… era por eso… ”Se siente inferior.”
A pesar de que es el mejor en la clase, a pesar de que tiene a muchas personas hechizadas con su belleza, a pesar de que con solo caminar en la calle recibe las miradas de todos… a pesar de eso, Jaejoong siente que no tienen el derecho de ser amado.
-Yo puedo... –le respondió Junsu mirándolo a los ojos y dándole un beso en la mejilla, manchando ahora de rojo su blanca piel, para después abrazarlo de nuevo.
-Pero yo… ¡no seas estúpido! – le dijo Jaejoong parándose repentinamente y dándole la espalda. –Mira lo que te hice…
Junsu se puso de pie con algo de dificultad y vio el espejo que el otro le había señalado. Su reflejo le mostraba el gran moretón debajo de su ojo y su labio hinchado. Trató de esconder la sorpresa de verse peor de lo que había imaginado y caminó hasta el tembloroso Jaejoong con paso firme.
-No me importa… yo te quiero... –le repitió una vez más, haciendo una expresión ruda que más que intimidar se veía chistosa viniendo de él, o eso fue lo que Jaejoong pensó fugazmente—…tal y como eres.
”Tal y como eres”. Esas cuatro palabras que resonaron en la mente de Jaejoong hicieron la gran diferencia. De no haber agregado esas simples cuatro palabras Jaejoong estaba seguro que, tal como había pasado en las otras ocasiones, se hubiera reído de la expresión de Junsu con tal de que esa distracción lo hiciera desistir del tema. Pero ahora, algo cálido había cubierto su interior, e incluso sentía que se ruborizaba como una chica.
-Junsu… yo... –”Otra persona”. Así era como Jaejoong se sentía. Justo cuando Junsu lo abrazó y cuando pudo sentir su respiración cansada por la pelea de antes se dio cuenta: lo amaba. No como el amor que sentía por Yunho, sino algo diferente. Ese chico que siempre había estado a su lado, y que incluso antes de cambiar jamás lo juzgó ni cuestionó… ese chico.– …te prometo que voy a cambiar… ¡te lo juro!... pero, por favor perdóname. Tienes que decírmelo, o si no nunca podré verte a los ojos de nuevo.
Él lo sabía. Siempre había sido más fuerte que Jaejoong. Porque cada vez que Jaejoong le hacía algo malo, podía ver la culpa en sus ojos, escondiéndose tras insultos y bromas pesadas. Porque Jaejoong era en realidad tan frágil y lindo que el solo verlo así le provocaba deshacerse de todas sus creencias y principios para volverse un chico malo y fuerte que lo pudiera proteger.
-Solo, necesito que hagas algo por mí. –le dijo limpiando sus lágrimas y acomodando su cabello, entreteniéndose más de lo necesario para poder ver ese rostro que tanto amaba por más tiempo— Quiero que dejes de ver a ese tal Justin.
Siempre era así. Cada vez que Jaejoong tenía uno de esos ataques como el de hoy… cada vez que eso pasaba, era después de una sesión con ese psicólogo. No eran todas las veces, tampoco quería verse paranoico. Pero desde la tercera vez lo notó, algo pasaba ahí algunas veces que lo hacían querer olvidar.
-Pero que tiene que…
-Es mi petición… solo quiero eso… nada más. –Jaejoong lo vio tan débil, y sabiendo que era por su causa no pudo negarse.
-Está bien... –le dijo sonriéndole como nunca lo había hecho, de una manera tan tierna que ni la inocencia de Junsu pudo evitar que el pensamiento de los dos haciéndolo, pero esta vez sin violencia y con las posiciones intercambiadas, pasara por su cabeza.
Las cosas cambiaron. Era la mitad del último semestre y las cosas por fin pintaban bien para Junsu. Jaejoong había dejado de insultarlo. Aunque seguía teniendo esa actitud presuntuosa cuando se trataba de asuntos escolares, una vez que cruzaban las puertas de la universidad era como cualquier chico… bueno, tal vez no tanto. Para Junsu su amigo era la persona más bella que existiera sobre la faz de la tierra y ahora que había dejado ese caparazón de hostilidad, esa belleza se había convertido en todo un espectáculo.
No fue una cosa de la noche a la mañana. Fue algo gradual pero seguro. Parecía que conforme las heridas en el rostro de Junsu sanaban, el ánimo de Jaejoong mejoraba y se volvía una persona más sociable y sincera. ”Ya no habla de él”, eso era lo que más impresionaba a Junsu, que las pláticas que antes se terminaban siempre en Jung Yunho, ahora corrían con tanta naturalidad y se trataban de cosas tan irrelevantes que para cuando se había dado cuenta la graduación estaba ya a la vuelta de la esquina.
-Junsu, quiero que en vez de la fiesta de graduación vayamos los dos a algún lado... –Junsu se puso tan nervioso que estuvo a punto de estallar en un ataque de risa.
-¿A dónde? –le preguntó con una enorme sonrisa mientras fingía seguir concentrado en los cálculos necesarios para su tesis.
-No sé, tal vez un café o un restauran pequeño. –Quería dar el paso final de su cambio. No quería decirlo, porque no quería matar a Junsu de un infarto o algo así, pero en realidad, le estaba pidiendo una cita.
-¡Claro!... Además, ya sabes que yo no bebo, y ahora tú tampoco así que… creo que esa idea… tú y yo… amm, es decir... –se aclaró la garganta y se enderezó para mirarlo— Estoy de acuerdo, ir a un café estará bien.
”Lo sabía”, pensó Jaejoong aliviado de no haber mencionado la palabra“cita”, y aún más de no haberle insinuado que ese día tenía pensado pedirle que comenzaran a salir formalmente.
Pero… unos días antes de la graduación Jaejoong decidió que si iba a dejar atrás su pasado debía hacerlo de la forma correcta.
Se vistió sin darse cuenta con más cuidado de lo normal. Eligió prenda por prenda, divagando en su interior acerca de lo que tenía que decir. Le mandó un mensaje solo diciéndole que iría a las seis en punto. Y una vez que estuvo allí entró sin anunciarse.
-Tanto tiempo sin verte. –Le dijo sonriendo satisfactoriamente, pensando que esa visita significaba un regreso permanente a su vida.
-He estado ocupado. –le dijo cortante, quedándose cerca de la puerta como si se fuese a marchar pronto.
-Si, me he enterado. Asuntos de la graduación, ¿cierto? –le preguntó poniéndose de pie para ser él el que se acercase al otro.
-No solo eso... –dijo con un tono que a Justin le pareció más que extraño— Seré claro, ya que nunca me han gustado los rodeos sin sentido. Vine a decirle que no voy a volver.
-¿De qué estás hablando? Aún no hemos terminado con las sesiones requeridas para tu tratamiento... –la paciencia que cada vez escaseaba más en el Dr. Long llegó a su límite con lo que Jaejoong le acababa de decir— ¡¿Por qué?!
-He cambiado… ya he dejado atrás a ese tonto Jung Yunho, ¿y adivine qué?... No fue gracias a su ayuda, sino a la de Junsu. – ”Ese chico” pensó Justin mientras miraba a la nada y dejaba de escuchar lo que Jaejoong decía. Alguna vez llegó a considerarlo una amenaza pero, después de saber que su paciente se preocupaba más por un artista idiota al que nunca conoció, descartó sus conjeturas— Y debo confesarle que en el fondo, alguna vez llegué a pensar que en verdad usted podría ayudarme y que por fin mi vida sería más que la basura que siempre ha sido, pero lo único que logró es que me dieran ganas de investigar quien fue el estúpido que le dio el título en psicología.
”¿Cómo te atreves?... ¿Cómo?...Después de todo lo que hemos compartido juntos… Pero no te has dado cuenta que aquí el único estúpido eres tú… La única persona de la que todo el mundo se mofa eres tú… Siempre será así, solo yo puedo ayudarte…
-¿Él cambió? –Antes de que Jaejoong pudiera abrir la puerta para salir la voz de Justin lo detuvo.
-¿De qué habla? –murmuró casi pegando su rostro en la puerta.
-”Él”… ¿recuerdas?... Hablamos de él en la última sesión. –Cada cierto tiempo, el Dr. Long insistía en que Jaejoong le dejara practicarle un procedimiento que según él era necesario para que no lo expulsaran de la universidad.
-Yo… no... –”¿La última sesión?”, ni siquiera la recordaba. Lo único que tenía en mente de ese día era a él pidiéndole perdón a Junsu después de que éste le dijera que lo quería tal y como era.
-Hablamos de ‘él’… de cómo siempre decía que cambiaría… y al final…
-¡CÁLLESE! –de pronto Jaejoong llevó sus manos a sus oídos intentando no escuchar nada más de lo que le decía.
-Pero, Jaejoong… no lo hagas… debes de alejarte de ese pobre muchacho… le harás daño otra vez…
-¡No!... ¡NO!
-Jaejoong… recuerda, tú mismo me lo dijiste antes, todas esas veces… las personas no cambian.
Se fue… No pudo soportarlo más. Sin embargo, esta vez pudo soportar el deseo de ir a beber sólo porque no quería quedar mal en el desayuno que le habían organizado algunos profesores como despedida. Nada podía hacerlo olvidar… ahora nada podía… ”Yunho… Yunho… ¿por qué me dejaste, Yunho?... Yo te veía todos los días… Yo te amaba… Yo conozco a tu familia… los he visto en fotos... yo me sé todas tus canciones aún… no las he olvidado… Yunho, ¿¡por qué!?... ¿es por qué no logré ir a alguno de tus conciertos?... pero yo era tan pobre… soy… yo soy… la persona que te hará pagar por lo que hiciste”
El pobre de Junsu no supo ni lo que había pasado. Solo vio como su Jaejoong regresaba a “su antiguo yo” y hablaba por teléfono a una aerolínea pidiendo un boleto para Seúl. No supo qué… pero lo sospechaba… es por eso que no se deprimió, al contrario, se prometió que siempre defendería a su Jaejoong mostrando una expresión valerosa y lo esperaría… se quedaría a su lado… hasta el día en que de nuevo entrara en razón y se diera cuenta que él es la persona que necesita.
***
-¡Ya lo decía yo!
-¿Qué rayos te pasa ahora? –preguntó Yunho entre molesto e incómodo, después de que su amigo hubiera terminado con el que había sido un profundo silencio con un fuerte grito.
-Después de todo no estoy tan loco… Ahora veo a quién me recordaba la sonrisa de Sohee. –Pero al parecer Heechul era el único alegre en esa habitación.
-¿Qué haces aquí? –preguntó Jaejoong fríamente.
-Yo…
-Ah, Jaejoongie, tal parece que los genes de tu familia son muy buenos. –Jaejoong rió irónicamente recordando a su padre ebrio que se había matado en un accidente— Ella es la prodigio de la agencia de mercadotecnia de la que tanto les he estado hablando. Pero, por qué no nos hablaste tú de ella en un principio… así nos habríamos ahorrado tiempo y…
-Heechul, creo que es mejor que Jaejoong hable un momento a solas con su hermana —Yunho como siempre se dio cuenta de la situación e interrumpió a su amigo en el momento adecuado— ¿Te parece bien que los dejemos solos aquí, o prefieres ir con ella a otro lado?
Jaejoong creyó haberse quedado mudo cuando la voz de Yunho lo hizo consciente de la gravedad de la situación. Tal vez su cara demostraba su miedo, porque Yunho tenía la misma expresión de preocupación de la vez que lo encontró bajo la lluvia. ”Me descubrirá… si no es que ya lo ha hecho… Yunho me odiará…”, eso era lo único que podía pensar.
-¿Por qué no mejor vamos a otro lugar? –Sohee habló por él— Conozco un local cerca, donde venden esa comida chatarra que tanto te gusta. –ella estaba feliz.
A pesar de no entender muy bien como es que su hermano había terminado trabajando con Jung Yunho, ella no desconfió de sus propósitos como los demás. Jaejoong sólo respondió afirmativamente a su petición y escuchó como Yunho, aún preocupado, le autorizaba faltar por el resto del día si era necesario.
Sohee no esperaba un reencuentro emotivo. A pesar de tantos años de distanciamiento en ningún momento contempló la posibilidad de que eso reavivara la relación entre hermanos que alguna vez tuvieron. Tenía que ser realista. Jaejoong seguía sin hablar mientras que en su mente sólo la voz de su antiguo yo se escuchaba, ningún pensamiento propio podía oponerse a los gritos sádicos.
”Todo se ha acabado... Yunho te odiará. Te odiará cuando Sohee descubra tu mentira… E incluso podría contarle acerca de ‘lo otro’”…
Casi arrastrado por su hermana, tal como en sus tiempos de secundaria cuando lo defendía de Yoochun, Jaejoong fue llevado hasta un comercio de comida frita que se encontraba una calle más delante de Jung Corporation.
En el camino Sohee le hizo algunos comentarios acerca de su apariencia. Elogió su cabello castaño, asegurándole que la decisión de teñirse el cabello había sido muy acertada ya que su piel lucía más de ese modo. No podía faltar el comentario acerca de su perdía de peso y de cómo debía de darle algunos consejos más tarde.
Él seguía respondiendo con movimientos de cabeza y no sabía quien de los dos, si él o su antiguo yo, había pensado: “¿Qué no se da cuenta que la estoy ignorando completamente? ¿Por qué sigue hablando?”
-Sentémonos aquí. Creo que es el lugar más discreto. –El lugar era de por sí pequeño, con las nauseas y el miedo, sentarse un una esquina no era algo bueno.
-Su hermana seguía siendo la misma, amable pero mandona a la vez. Su cabello estaba ahora más largo y su rostro había madurado, aunque eso era lógico después de cuatro años sin verla. ”Sigue teniendo esa cara de idiota”, nunca había sido tan inteligente ni bueno en los estudios como él lo era, pero sus notas eran más que decentes, a pesar de eso siempre había tenido una expresión ingenua.
-¿Cuánto tiempo tienes en Seúl? –después de que les trajeran sus órdenes lo primera que salió de la boca de Jaejoong fue esa pregunta.
-Umm… Desde hace como un año. –”Por fin ha hablado”, pensó ella, contenta de volver a escuchar esa voz que sonaba más grave que el recuerdo que tenía en su memoria— Lo sabrías si tan solo hubieras llamado alguna vez a la casa.
-He estado ocupado... –mordió aquél palillo de queso frito con la intensión de no tener que inventar una escusa tan larga.
-Es lo que mamá siempre decía… “nuestro pequeño tiene una vida demasiado ocupada como para preocuparse por nosotras” –dijo tristemente. Después sacudió su cabeza un poco y le mostró de nuevo su sonrisa— Pero veo que es cierto, ahora hasta trabajas con tu ídolo U-know. ¡Eres sorprendente! ¿Cómo le hiciste para conseguir algo así?
-Fue coincidencia. –”¿Cómo se atreve a llamarlo de esa forma?” – Y espero que no se te ocurra comentar nada acerca de mi pasado. No podría verlo a los ojos nunca más.
-Tranquilo, tranquilo… Además, no es algo que salga en el tema de conversación tan fácilmente. –dijo recordando la advertencia que le había hecho Heechul antes de que le presentara a Yunho.
-¿Y tú? –preguntó aparentando no estar my interesado— ¿Cómo terminaste trabajando para Jung Corporation?
-También fue coincidencia jeje. Ya sabes, Heechun-shi a veces puede ser muy terco… aunque aún no es algo seguro, falta que tú des la última palabra. –lo que menos esperaba Jaejoong era vivir con el miedo de ser delatado por algún descuido de su hermana, pero tampoco podía negar que el trabajo que había hecho era malo— Se nota que el Sr. Jung te tiene mucha confianza… tanta como para dejarte siempre a ti las decisiones importantes.
El miedo no lo había abandonado. Y no le había gustado para nada el tono de voz con el que su hermana le había dicho lo último. Más importante era aún que quizá no estaba exagerando, ya que antes de que Sohee supiera que el “Kim Jaejoong” del que hablaban los ejecutivos de Jung Corporation era su hermano, ella se había especulado que Yunho tenía un interés especial por esa persona.
-Es precisamente por eso que tengo que irme ahora… No quiero que Yunho piense que abuso de su confianza dejándolo solo en el trabajo. –se paró y sacó un par de billetes de su cartera— Luego te informaré acerca de mi decisión…
Aunque su hermana tardó un poco en reaccionar por la repentina partida, al final logró decir algo que hizo que se detuviera.
-¡Dongun ha salido de prisión! –no lo dijo tan fuerte, pero si lo suficiente para que las personas a su alrededor se voltearan a verlos con disgusto.
-¿De quién hablas? –le replicó exasperado. No entendía que tendría él que ver con alguien que hubiera estado en la cárcel.
-Sabes muy bien de quién... –le dijo con la cabeza baja— Mamá dice… ella dice que ha cambiado y que ahora es una gran persona… dice, que no lo creeríamos si lo viéramos. Él… quiere verte.
-No, te aseguro que no sé de que me estás hablando. –le dijo temiendo que su hermana hubies perdido la razón en este tiempo que dejó de verla.
-Él está de viviendo en nuestra casa. –agregó Sohee ignorando la expresión confundida de su hermano.
Sin embargo, algo en el interior de Jaejoong le provocó un fuerte sentimiento. ”Furia...” Ese sentimiento invadió sus pulmones e hizo que se pusiera a gritar.
-¡Las personas no cambian! ¡¿Lo has entendido!? … NUNCA CAMBIAN– los reclamos de los demás clientes no se hicieron esperar, pero Jaejoong no tenía planeado quedarse mucho tiempo más allí. Se dio la vuelta de nuevo y se fue dejando a su hermana cubierta en lágrimas.
No lo culpaba… de todas las personas, jamás culparía a su pequeño hermano… en cambio a ella el remordimiento jamás la abandonaría.
***
-¡Listo!... ¿Hay algo más en lo que pueda ayudarte? –le preguntó a Minho después de haber dejado todos los libros sobre aquél escritorio.
-Creo que eso es todo… Perdón por molestarte. –ante sus ojos Minho parecía seguir siendo la misma persona pero, no podía asegurarlo después de lo que había visto aquél día que lo vio en el club.
-Pero si no es molesta… sabes que siempre estría dispuesto a ayudarte en cualquier cosa que necesites. –”Eso… muéstrale tu sonrisa Changmin… esa que nunca te falla”. El menor se sonrojó, tal como aquella vez en la biblioteca pública, esa imagen que nunca se le borraría de la memoria.
-Yo… pensé que estabas enojado conmigo. –dijo tímidamente. ”¡Claro que estoy enojado! Me cambiaste por ese chinito. ¡A mí!”
-¿Enojado? ¡Para nada! –era muy raro. Minho pareció muy aliviado con la respuesta de Changmin y puso esa carita de cachorrito que siempre ponía cuando estaban los dos solos. Todo parecía exactamente igual a antes.
-Me alegra oír eso. –”¡Maldita sea! Al parecer gasté mi dinero en vano con ese sujeto. Este niño ni siquiera estaba enojado conmigo por lo que le hice.”
-Entonces, no tendrás ningún inconveniente en que seamos amigos, ¿verdad? –y aunque todo parecía ir tan bien, de repente la mirada de Minho cambió.
-¡No puedo! –y en ese momento a Changmin se le ocurrieron un montón de palabras que decir, la mayoría de ellas ni siquiera eran usadas en los barrios más bajos. Pero en vez de hablar, apretó los puños y forzó una sonrisa.
-¿De qué hablas, pastelito?... No veo por qué no puedas ser mi amigo. Yo he cambiado mucho, ¿sabes? –le dijo endulzando la voz un poco.
-No es que yo no quiera... –replicó moviendo las manos negativamente— Es que… él no me deja.
Ese gesto en la esquina de sus labios se formó de inmediato. Apretó sus puños con más fuerza, hasta el grado en que creyó que se desangraría. ”¡Ese maldito Nichkuhn me tiene harto!... ¿¡CÓMO SE ATREVE A PROHIBIRLE SER MI AMIGO!?
-En ese caso… podemos vernos a escondidas ¿no te parece? –no lo dijo en el tono seductor de antes. No quería asustarlo. Mejor optó por un tono amigable y ese acento de Yoochun, quien incluso había llegado traer a dos extraños a casa.
-Yo... –había caído de nuevo…su lenguaje corporal lo gritaba.
-No te presionaré para que aceptes. Pero, si me necesitas no dudes en buscarme. –de nuevo trató de seguir el ejemplo de Yoochun y le sonrió de un modo que no implicase más que una amistad. Quería que lo viese como una persona confiable. Ese era el punto.
Caminó fuera de la biblioteca, dispuesto a ir a la única clase que restaba del día, para después atender otros asuntos. Ahora que veía que su vida había dado un giro de 180 grados, se sentía con suerte para ir a arreglar el“pendiente” que tenía con cierta persona.
***
-Vaya sorpresa que nos llevamos todos, ¿verdad, querido presidente? –Yunho comenzaba a dudar que su amigo estuviera enterado de que los pies se ponían debajo del escritorio y no sobre éste.
-Si –gruñó mandándole señales de desaprobación para ver si captaba la indirecta.
-Pero el más sorprendido fue Jaejoongie. Su piel ahora sí que parecía la de un fantasma jaja. –no le veía lo gracioso. De hecho desde que se había ido la sensación de opresión en su pecho había crecido, tenía un mal presentimiento. Pero tal vez los cambios tan radicales en su vida lo hacían estar muy alerta ante todo.
-No lo llames así. –le dijo Yunho mientras le daba una pasada con la vista a las cláusulas del contrato de Sohee.
-¿Por qué no? Es un apodo lindo... –se detuvo un momento para lanzarle una mirada asesina y luego continuó con sus lectura.– ¿O cómo es que lo llamas tú?... ¿Mi cielo? jaja.
”Se había tardado”. Desde la vez que le había informado sobre las decisiones que había tomado, Heechul no había vuelto a sacar el tema. Yunho padecía insomnio de sólo pensar en el momento en que por fin lo hiciera.
-Sólo cállate, ¿si? –dejó los documentos y puso sus manos sobre su cara.
-Percibo cierta tensión de tú parte... –le dijo mientras tomaba una de las figuras de metal que adornaban el escritorio de su amigo y empezaba a verla curiosamente.
-No he sido capaz de hablar con mi madre aún. –confesó apenado de sí mismo y pasando los dedos entre su cabello en señal de frustración.
-Haces bien… Creo que antes de hablar con ella tienes que darle la cara a Sunye. –odiaba cuando tenía razón. Pero a pesar de lo inmaduro e infantil que Heechul pudiera parecer, en el fondo era una persona muy centrada… Pero muy en el fondo.
-¿Has hablado con ella? –al haber sido su novia por tanto tiempo, era de esperarse que Sunye fuera considerada parte del pequeño círculo de amistades de Yunho.
-Si... –dijo fingiendo que no era obvio que Yunho esperaba más detalles que eso.
-¿Y? –preguntó enojado por la forma sínica en que su amigo gozaba torturándolo.
-Pues dice que desde hace tiempo que se esperaba algo así. –eso lo tranquilizó un poco, pero recordando la reacción que puso cuando se lo dijo no parecía que eso fuera verdad— Pero que ese día se había formado falsas ilusiones porque una amiga suya te había visto comprar un par de anillos en una joyería.
-¡Rayos!... Con que eso era. –dio un golpe a su escritorio y divagó por un momento pensando en los anillos que aún se encontraban en aquella prenda.
-No sabia que fueras del tipo romántico… ¿Acaso le pediste a Jaejoongie que fuera tu novio y le diste un anillo como símbolo de tu amor? –Yunho tenía un límite para las burlas, y Heechul se estaba acercando peligrosamente.
-No he hecho nada de eso.
-Pero lo harás, ¿verdad? –”¿Qué espera que le responda a eso?”, pensó Yunho mientras lo miraba con una expresión neutra en su rostro. –¡Por Dios Yunho! El amor se te nota a kilómetros.
-¿Por qué lo dices? –se expresó extrañado.
-Jajajajajaja… Lo sabía. El amor te tiene tan segado que ni siquiera te das cuenta. –no entendía ni lo más mínimo de lo que su amigo hablaba, aunque eso no era algo extraordinario tampoco— La cara de desmayo que pones cuando lo vez, tu sonrisa de bobo cuando hablas con el… y lo peor es la cara de “aléjate de mi propiedad” que pones cada vez que alguien siquiera lo mira.
-¿Te das cuenta que si alguien te escuchara pensaría que soy algo así como “puca” en versión masculina? –Yunho trataba de alejar el bochorno de la vergüenza repitiéndose mentalmente a sí mismo que debía ser un error, y que sólo se trataba de una exageración más de su amigo.
-Jaja pues lo eres, Yunhito ~… pero me alegro por ti. –le dijo poniéndose serio por fin— Nunca llegué a ver ni la mitad de emoción que veo ahora en ti cuando salías con Sunye.
-Y ni menciones eso de las emociones; que no sé por qué cada vez que lo veo yo... –se detuvo y movió la boca varias veces pero ningún sonido salía. No sabía como expresarlo de la manera en que fuera menos fácil para Heechul burlarse más de él.
-¿Quieres llevártelo a la cama?
-¡No lo digas así! –ya era demasiado sucio para él tener esos pensamientos como para que ahora su amigo los describiera de la manera más baja posible.
-Si, si. Mi abuelita tenía razón: “todos los hombres solo buscan una cosa”. –arremedó lo que parecía más un alarido de dolor que una voz— Pero… espera un momento… ¡Él es hombre también! Así que, siguiendo con la teoría, él debe de estar deseando exactamente lo mismo.
-¿Cómo crees? –Yunho veía a Jaejoong en un nivel tan diferente al de cualquier otro ser humano que cuando se atrevía a besarlo sentía que estaba cometiendo sacrilegio.
-Yunho, por favor. Deja de ser tan inocente. Los chicos de ahora ya no piensan de la manera anticuada en que tú lo haces. –Yunho quiso responderle a su agresión pero el pelirrojo siguió hablando— Además, no creo que vayas a llevarlo de blanco al altar, ¿o si?
Era de nuevo un acierto más para Heechul. No es como si se fueran a casar por la iglesia… ”¿Casar?”, el pensar en la palabra le hizo a Yunho darse cuenta de que ni siquiera estaba seguro de que eso fuera posible en su país. Notó también las radicales vueltas de la vida, ya que hace un mes el matrimonio con su novia de hace tantos años no le pasaba por la mente y ahora ya estaba pensando en informarse lo más pronto posible por Google acerca de los matrimonios del mismo sexo.
-¡Me estoy volviendo loco! –gritó mientras se desplomaba en el respaldo de su asiento.
-Está bien… Que lo aceptes es buena señal. –”Maldito”, pensó Yunho sin ganas ya de replicarle.— Mejor deja de estarte torturando con simples pensamientos y haz algo. Aclara las cosas con Sunye, habla con tu madre y deja de tratar a Jaejoong como un si fuera un niño.
”¿Por qué al final este imbécil siempre tiene que tener la razón?... Ah, aunque eso de dejar de tratar a Jaejoong como un niño es lo que él mismo siempre me pide… tal vez deba hacerle caso de una vez…”
***
-¿Cómo van las cosas el día de hoy?
-Muy bien. –y aunque lo dijo con el mismo tono de siempre, había un hueco en sus palabras que hasta el dueño pudo notar.
-¿Pasa algo malo? –le preguntó deteniéndose frente a su escritorio.
-No… es sólo que ahora que Yoochun ha entrado a la Universidad de nuevo, tendré menos oportunidades de verlo en el día. – ”Y eso me hace sentir tan solo”, pensó temiendo que nunca se acostumbraría a no tener a Jaejoong a su lado. Después de todo, Yoochun no dejaba de ser una persona que había conocido hacía poco y Jaejoong era la persona por la que se había atrevido a dejar su casa y viajar a este lugar tan lejano.
-Ah, el amor de juventud. –Junsu saltó en su asiento como era su costumbre cuando algo lo sorprendía. No se esperaba escuchar ese comentario tan a la ligera del dueño de la pizzería, ya que aunque fuera una broma, él sabía que esas cosas no estaban bien vistas en ese país— Tranquilo, como mi hijo dice, soy un viejo en onda jaja
-Yo no creo que sea viejo. –comentó Junsu amablemente, pero entonces…— ¿Qué es eso?
-Oh, una información acerca de un nuevo proveedor de servicios de limpieza. –el dueño le pasó una carpeta blanca con el gran logotipo azul impreso al frente. – Debo confesarte que los precios son superiores del que tenemos actualmente… já pero esos de Jung Corporation tienen una imagen más confiable, se nota desde las instalaciones de…
-¿Jung Corporation? ¿¡Usted sabe donde está!?
***
Después de abandonar a su hermana Jaejoong no había dejado de pensar en sus palabras. ”Ha salido de prisión …” Aunque una parte de él no sabía porque le causaban tanto miedo unas palabras que no entendía, lo que más quería era correr hasta donde estaba la única persona que lo hacía sentir seguro. Esa persona, de voz hermosa… con ese lunar sobre los labios… su Yunho.
-Has regresado rápido. –le dijo Yunho cuando se encontraba camino al estacionamiento.
-¿Ya te ibas? –le preguntó mirándolo algo afligido porque pensó que lo dejaría solo.
-No… bueno si, pero no voy al departamento. Tengo unos asuntos que atender fuera. –entonces se dio cuenta que la expresión de tristeza que tenía antes de irse con su hermana había empeorado.— ¿Estás bien?
-Si, no te preocupes... –aunque no lo convenció, no podía seguir posponiendo su encuentro con Sunye por más tiempo.
-No queda mucho por hacer hoy. –Se acercó hasta su oído mientras miraba a todos lados vigilando que nadie conocido estuviera cerca.—Así que una vez que termines con los pendientes ve a casa… yo te veré allá.
-Está bien... –le respondió aspirando el aroma varonil que Yunho desprendía y fijándose en la corbata de rayas que él mismo había anudado esa mañana.
-Y esto es para ti... –le dijo mientras le ponía algo en su mano de forma sospechosa— Estoy harto de vivir con el miedo de que un día hagas una locura y no tendría donde localizarte.—Una vez que terminó de hablar le sonrió y despeinó sus cabellos. Entonces se marchó.
Era un teléfono móvil. Y Jaejoong lo único que pudo hacer es sonreír como idiota al ver el mensaje de la pantalla. ”Te he grabado mi número… ¡Ni se te ocurra darle el tuyo a algún otro chico!”
***
Yunho tenía razón. En la oficina no quedaban muchos pendientes que resolver, así que no tardó ni dos horas cuando ya estaba libre y camino a su nueva casa. Sin embargo, apenas cruzó la puerta del lugar, vio un rostro conocido.
-¡Por fin!, pensé que tendía que esperarte todo el día. –era Changmin, quien estaba recargado contra la pared.
-¿Qué haces aquí? –al parecer alguien había anotado en los calendarios“personas odiosas, favor de hacerle una visita a Jaejoong hoy”.
-Muy mal, Jaejoong… ¿Cómo puedes responder a tu héroe de este modo? –quiso simplemente caminar e ignorar que lo conocía, pero Changmin lo siguió y puso su brazo por sobre sus hombros.
-¡Suéltame! –quitó su brazo bruscamente y lo miró a los ojos con desprecio— Y deja de seguirme, que no tengo nada que ver contigo.
-¿A, no?... Bueno, entonces creo que tendré que hablar directamente con Yunho. –de nuevo… las cosas parecían siempre ir en un círculo interminable.
Y él se preguntaba que era lo que hacía mal como para que siempre la gente tuviera un motivo para hacerlo doblegarse. Por más que calculaba cada uno de sus pasos, siempre había alguien que sabía cosas que le aterrorizaba que fueran descubiertas.
-¿Qué quieres? –le dijo cuando se dio la vuelta y lo miró resignado.
-Nada, sólo quiero caminar contigo hasta tu nueva casa. Sabes, un chico tan lindo como tú no debería andar solo por las calles de Seúl. –no le estaba pidiendo permiso. Era como una orden disfrazada con una sonrisa y palabras amables.
-Vivo lejos. Tendré que tomar el subterráneo. –al igual que lo hubiera hecho Yunho, ahora Jaejoong era el que revisaba con la mirada que nadie conocido lo viera hablando con ese chico a quien se le notaba desde kilómetros la mala fama que se cargaba.
-No importa, ya que mi corazón es tan grande y noble. –”No lo soporto, me lo recuerda tanto…”. Y por primera vez estuvo de acuerdo con esa voz interna que siempre le hablaba.
-Entonces, sígueme. –su suerte había regresado.
Changmin mostró esa risa triunfante por tercera vez en el día. Caminó junto a Jaejoong de una manera sublime, sintiéndose envidiado por todos aquellos que miraban a Jaejoong y se daban cuenta de que venía acompañado.
Su obsesión con Minho seguía intacta. Él era la persona que mas deseaba justo ahora; por traicionarlo, por cambiarlo por alguien más. Pero eso no lo privaba de los demás “placeres de la vida”.
-¿Cómo sabes su nombre? –Jaejoong no vio algún motivo para darle más vueltas al asunto, así que empezó con su tortura de una vez.
-Tuve el honor de conocerlo cuando fue al departamento… buscándote. –se dio cuenta que eso llenaba el vacío en la historia de ese día de lluvia. El cómo Yunho había pasado de enterarse de su renuncia hasta encontrarlo en aquella banca.
-¿Qué le dijiste? –y ante la sonrisa del moreno solo pudo confirmar sus sospechas. Era obvio que cualquier cosa que le hubiese dicho no era verdad.
-Nada importante. Sólo le hablé de ti... –subieron al tren, después de que alguna gente hubiese descendido— de cómo intentaron abusar de ti. –le susurró al oído aprovechándose del tumulto que se formó al entrar al vagón.
Jaejoong se quedó congelado, y sintió como un sudor frío nació de su frente. Cuando pudieron acomodarse, y por fin pudo ver el rostro de Changmin nuevamente, el otro le sonreía y dio a entender con la mirada que aún le faltaban muchas cosas más por decir.
”Lo sabe… ¿qué vas a hacer ahora?... De algún modo él se ha enterado…”
***
-Pensé que no vendrías. –las citas en aquellos restaurantes elegantes eran comunes cada vez que debían de hablar de algún asunto importante.
-No recuerdo haber faltado antes a mi palabra. —después se dio cuenta que las palabras tal vez no fueron las indicadas y quiso corregirlo pero ella lo interrumpió.
-Está bien. –le sonrió y después señaló el lugar que estaba frente a ella— Siéntate conmigo.
El moreno obedeció apenado. Ella se veía como siempre, con su sonrisa alentadora y sus ojos brillantes. La culpa le estrujó el corazón por un momento, y luego recordó que no era momento de perder tiempo.
-¿Le has dicho a tus padres? –le preguntó ignorando al mesero quién les trajo los menús.
-No... –respondió con un suspiro. Le sorprendió que abordara tan directamente el tema, ya que en otros tiempos hubiera sido más cuidadoso de sus sentimientos.— Simplemente, no encuentro la manera de decírselos.
-Yo podría hacerlo, si es que tú lo deseas. –…era diferente... La manera en que conversaba con Sunye ahora le parecía tan fría, pero, ”No es muy diferente a cuando hablábamos antes… y aún así es tan contraria a la manera en que me siento cuando hablo con Jae…”
-Es que, yo… no quiero que ellos lo sepan. –por estar ordenando al mesero una copa de vino, casi le pareció un error lo que ella había dicho. Tuvo que repasar el recuerdo auditivo, que su memoria a corto plazo le obsequió, varias veces antes de cerciorarse de la autenticidad de la frase.
-¿Qué quieres decir con eso? –le preguntó extrañado.
-Aún no me doy por vencida contigo, Yunho. –se sonrojó un poco al hacer tan vergonzosa confesión.
-Pero, ya te lo dije aquél día. Yo ya no estoy seguro de mis sentimientos hacia ti. –hace mucho que no lo hacía: rechazar a una chica de una manera tan dura. Sólo las veces antes de tener que hacerse cargo del negocio de la familia y cuando todavía era un cantante mujeriego.
-Lo recuerdo perfectamente. –le dijo dolida y bajando la mirada— Pero sé que esa persona jamás podrá darte de necesitas.
-No sé de que me estás hablando. –habló nervioso después de un momento de silencio.
-¿Acaso crees que no lo sé?... –y ante tal reproche Yunho no pudo evitar pensar en Jaejoong. Y de igual modo se imaginó la escena de su madre enterándose que la razón del rompimiento había sido un hombre.— Por más confundido que hubieses estado acerca de tus sentimientos hacia mí., sé que jamás hubieras hecho algo tan arrebatado sin tener algún otro motivo…
-... –Tenía razón. Porque desde hace tiempo que dudaba, y la llegada de Jaejoong junto con los sentimientos que él le despertaban habían sido el impulso que lo habían llevado a tal decisión.
-Y tu silencio sólo me lo confirma...—le dijo manteniendo intacta su sonrisa tierna, como si le fuera imposible tener algún sentimiento negativo hacia él o hacia aquella persona que había interferido en su felicidad.— ¿Quién es ella?
-No importa... –la verdad era que suficiente daño le había hecho ya como para ahora decirle que la había cambiado por alguien del sexo opuesto.
-¿Es más joven, verdad? –Esta vez si había acertado— Es lógico que alguien menor te haya impresionado. Me imagino que debe ser alguien vivaz y con un espíritu lleno de libertad…
-Es una buena persona. –aunque no quería ser tan descortés, de cierto modo sintió que la manera en que Sunye describía a esa persona insinuaba que se trataba de alguien inferior.
-Ella no puede darte la paz que tu necesitas, Yunho —dijo mientras tomaba su mano sobre la mesa—. Has pasado por mucho, y una relación de ese tipo sólo hará que tengas más problemas.
-... –de nuevo lo había dejado sin palabras. Porque a pesar de lucir ingenua, era lo suficientemente astuta para darse cuenta del punto débil que Yunho le encontraba a su nueva relación.
-¿Has pensado en como reaccionará tu madre cuando se entere?
-Ya me encargaré de eso yo mismo cuando suceda. –”La verdad es que esa pregunta me persigue a cada vez que estoy con Jaejoong.”
-Además, yo sé que si aclaras tus sentimientos tomarías esta nueva relación muy seriamente… ¿Pero ella? –la conversación comenzaba a hacerlo enojar, pero no se sentía con derecho de ponerse a reclamar nada.
-Creo que es mejor que me marche, tengo cosas que hacer aún. –era la peor mentira de su vida, pero no se sentía con ánimos de seguir escuchando un momento más.
-Ella terminará cansándote de ti… buscará a alguien de su edad... –él soltó sus manos e hizo una seña al mesero— Pero yo seguiré aquí Yunho, así que llámame cuando necesites a alguien con quién hablar.
Al final terminó huyendo de sus temores. Dándose cuenta que en verdad no sabía nada de Jaejoong. Que él único que le había contado acerca de su vida era él. ”¿Será que no me considera lo suficientemente importante como para hablarme de sus problemas?” No le había dicho que tenía problemas en su departamento, no le había dicho que tuviera una hermana viviendo en Seúl… ¿qué otras cosas más le estaría ocultando Kim Jaejoong?
***
En el camino Changmin le contó la historia que le había inventado a Yunho aquella vez que había llegado al departamento buscándolo desesperadamente. Ha decir verdad lo único que había hecho era intercambiar los papeles de la historia, poniendo a Jaejoong como la víctima, a Junsu como el agresor y a Yoochun como el cómplice malo que tenía el poder suficiente para echarlo del lugar en venganza por rechazar a su amigo.
El alivio que Kim Jaejoong sintió después de darse cuenta de que las palabras de Changmin hacían referencia a su mentira no duró mucho. Lo conocía bien, más de lo que el otro se daba cuenta, y casi inmediatamente después de empezar con su relato había adivinado el motivo de la repentina visita.
-¿Y ahora pretendes que compre tu silencio? –el hacer la pregunta solo era pura cuestión de formalidad.
-Oye, no hay razón para decirlo de esa manera. Lo hace sonar tan sucio. –arrastró las letras de la última palabra de una forma tan disgustante que las personas que caminaban a su alrededor los miraron con desconfianza.
-El como suene no tiene importancia… ¿quieres dinero? –estaba dispuesto a vaciar su cartera con tal de deshacerse de él antes de que llegaran al departamento de Yunho.
-Me alegra escuchar que tu gratitud te hace ser tan generoso pero… no es dinero lo que quiero. –el departamento estaba ya a la vuelta de la esquina, y Jaejoong no quería llevarlo más lejos de allí así que se detuvo en seco.
-Habla de una vez. –quería terminar con todo ya. Quería desaparecer a esa persona que existía aún en su interior y empezaría por borrar el rastro de todos sus errores en el pasado. Costara lo que costara…
-Jaejoong… eres tan hermoso que aunque te deteste no puedo luchar contra estas ganas de hacerte mío. –el pelioscuro solo podía pensar en lo mucho que le repudiaba la forma en que lo estaba mirando.
-Ya sabes mis condiciones. –”No tienes de otra, ¿cierto?... Revolcarte con este tipo para que Yunho no lo descubra… la horrible persona que eres”. Ambos se hicieron a un lado para no bloquear el paso de los transeúntes quienes sólo se distraían unos segundos de sus caminos para ver de reojo la blanca piel de Jaejoong.
-Eso es lo bello de la gratitud… la gente da algo a cambio por un favor... –”No… eso no…”— Jaejoong, ¿estás solo ahora? Porque me encantaría hacerte una visita muy especial.
-... –el solo hecho de sentirse amenazado por él le daba tanto asco que no podía imaginarse siquiera el tener que “pagar” su deuda. ”No quiero… yo juré que Yunho sería el único que podría tocarme… sólo él… yo le pertenezco a él… desde la primera vez que lo vi en el televisor… sólo él---“
-¡Jaejoong! –Y todo apuntaba a que sus plegarías habían sido escuchadas cuando aquel auto negro se detuvo a un lado de la acera.
-¡Hyung! –Yunho se acercó lo más que pudo a la ventana del copiloto para poder responder con una sonrisa al llamado de Jaejoong.
-¿Qué estás haciendo aquí? –Eran las cinco de la tarde, y a pesar del tumulto de gente que iba y venía, no había sido nada difícil para Yunho distinguir a Jaejoong entre ellos.
-Yo sólo platicaba con…
-¡Ah, Yunho! –Changmin lo interrumpió acercándose hasta la ventana y estrechando la mano de Yunho con mucho entusiasmo— Me alegra volver a verte.
-Eres el chico del otro día, ¿no es cierto? –seguía sin gustarle la familiaridad con la que le hablaba y la forma en que Jaejoong se veía a su lado. ”Ambos deben ser de la misma edad…”
-Si, ese soy yo… Me encontré a Jaejoong por casualidad y no pude evitar querer acompañarlo a casa. –Y la forma en que acercó a Jaejoong y luego puso su brazo sobre su cintura sólo lo hizo sentir más incómodo.— Me quedé tan preocupado aquél día… pero me alegra que hayas podido encontrarlo.
-Yo también me alegro. –Era su amigo, así que no podía comportarse grosero con él. No quería que Jaejoong lo odiara por eso.— Suban al auto. Sé que el edificio ya está cerca –señaló el gran edificio—, pero no tendría caso llegar cada quién por su lado, ¿no creen?
Para ser sinceros lo único que deseaba era tener a Jaejoong donde pudiera verlo. ”¿Qué me pasa?... No puedo estarme comportando de esta manera sólo por lo que Sunye dijo.” Pensó indignado de sí mismo, a pesar de que su comportamiento no delataba ninguna señal de celos; todo quedaba cubierto tras una cortina de amabilidad.
-Oh, no… Lo siento pero no dispongo de mucho tiempo –se disculpó a la vez que en el interior de Yunho y Jaejoong se sentían liberados de una carga—. Pero… ahora que ya sé donde vives, tal vez venga a visitarte algún día.
-... –esta vez sólo habló mirando a Jaejoong, quién no pudo evitar voltear su rostro molesto de que se atreviera a hacer eso frente a Yunho.
No tenía derecho a estar molesto. Aunque fuera evidente que a ese chico le interesara Jaejoong, él mismo había sido el que había sugerido que esa relación quedara en secreto.
-¡Nos vemos! –y de la misma manera informal en que lo saludó se despidió ahora. Jaejoong se limitó a asentir con la cabeza y después subió al coche.
Los dos se quedaron en silencio viendo como Changmin se alejaba en dirección a la estación del subterráneo. Había sido un día difícil para ambos. Las charlas de ese día habían llenado de dudas a Yunho, mientras que a Jaejoong lo habían dejado inmerso en miedos.
-Vamos a casa –le dijo Yunho mientras ponía su mano sobre la suya.
Ambos se sonrieron. Jaejoong sintió que lloraría ante el confort que le brindaron esas simples palabras y una vez más entendió que debía hacer lo imposible para proteger lo que tenía con Yunho. ”Todo lo posible…”
***
Más tarde, cuando Jaejoong preparaba la cena, las palabras de Sohee y Changmin seguían haciendo eco en su cabeza. Los problemas que se pudiesen presentar en su casa con su madre teniendo a un exconvicto viviendo con ella le importaban muy poco. Si por él fuera, pasaría el resto de sus días fingiendo que no tenía familia.
Mientras mezclaba los vegetales en la olla sus ojos se habían fijado en un punto en la pared detrás de la estufa. De pronto se imaginó el día en que por fin Changmin cumpliera su promesa y viniera a visitarlo. Su determinación de proteger lo que tenía con Yunho flaqueaba ante las imágenes que su cerebro generaba.
Pero, después de todo, ¿qué era lo que tenía con Yunho? Sabía muy bien a dónde había ido esa tarde. Yubin le había informado de la nota antes de que Yunho supiera de ello, después de todo él era su asistente. No se había atrevido a preguntar por aquellos anillos, porque le daba miedo enfrentar el hecho de que para Yunho solo representaba una aventura.
”Sólo soy esa persona a la que Yunho no puede decirle ni un ‘te quiero’… Pero ¿qué esperaba?... esas palabras junto con los ‘te amo’ deben estar reservados sólo para ella…”
-Ahhh… ¡hyung! –su cuerpo entero se congeló cuando sintió unos brazos que rodearon su cintura y un cuerpo pegado al suyo.
-No me llames así... –aunque no le dio alguna razón lo sintió como un regaño.
-Yu…Yunho –dijo con algo de dificultad—. No respires tan cerca de mi cuello. Me dan cosquillas.
“Cosquillas” fue la forma menos pervertida que encontró para nombrar lo que sentía al estar de esa manera con Yunho. Su respiración en su cuello, sus manos moviéndose en por sobre su camisa, y su mimbro pegado a su parte trasera debido a la cercanía de sus cuerpos.
-No puedo complacerte… desde que te conocí siempre había querido hacer esto—inhalo aún más profundamente—. Tu aroma es delicioso.
-Yunho... –Jaejoong tuvo que dejar la cuchara con que estaba cocinando para apoyar sus manos a ambos lados de la estufa. Sentía sus piernas flaquear ante el placer de su cuerpo… ”Siempre me impresionó… como con cosas tan pequeñas puedes ponerme en este estado”
-Jaejoongie –incluso Yunho se sonrojó por haberlo llamado como Heechul lo hacía—, deja de preocuparte, yo estoy contigo.
La seriedad de de Jaejoong delataba su preocupación, la cual había sido notada por Yunho desde el primer instante en que habían entrado al departamento. Yunho, a pesar de tener sus propias preocupaciones, no las consideraba tan importantes como las de esa persona a la que ahora había volteado delicadamente para poder ver sus ojos.
-¿A qué te refieres? –quiso sonreír pero sólo logró hacer una mueca extraña.
-No me mientas –le dijo acariciando su rostro—, puedo ver que algo te preocupa, aunque no sé que es.
”Libertad…”, era el sentimiento que siempre le había inspirado Jaejoong. Con él podía ser como quisiera y sentía que jamás sería juzgado. Jaejoong lo había querido a pesar de ser un cobarde y no soportaba verlo sufrir de ninguna forma.
-Perdón –se disculpó poniendo su mano sobre la de Yunho que aún estaba en su mejilla—, no quise preocuparte. Es sólo que fue muy impactante para mí ver a mi hermana después de tanto tiempo.
-Jaejoong... –no sabía como expresarlo. Jamás se había sentido así por nadie. Sólo pudo abrazarlo, presionando sus caderas, dándole al abrazo un toque excitante.
-Ahhh... –y con ese sonido el abrazo había sobrepasado los límites de la tentación— Yun... –poco le importó si lo que fuese a decir era algo importante.
Lo besó con la pasión que siempre le había inspirado, engrandecida por la frustración de no saber como abordarlo. Rozaba una y otra vez sus labios de manera tan lenta que parecía que había errores en el paso del tiempo. ”Es tan exquisita la textura de sus labios…”, por un momento recordó las veces en que inconcientemente se había imaginado como se sentirían, y se llamó ‘estúpido’ por ello, ya que sus suposiciones no llegaban ni a la mitad del sentimiento original.
-Eres tan –intentaba hablar entre los besos, luchando contra la respiración agitada—… perfecto…
En algún momento se habían movido hasta la barra y Yunho se las arregló para sentar a Jaejoong en ella. Entre algunos de los pensamientos tontos que el nerviosismo le traía al pelioscuro estaba uno que agradecía a Dios el haberse quitado el saco y la corbata antes de cocinar.
Yunho desfajó la camisa de Jaejoong e introdujo sus temblorosas manos dentro de ella. Su piel era tan suave allí. Aunque no dejó de notar el salto de Jaejoong debido a la impresión de la intromisión. Pero sus labios nunca se separaron. Y aprovechando un gemido de Jaejoong, Yunho introdujo su lengua en su boca.
Jaejoong rodeó el cuello de Yunho con sus brazos, haciendo el beso más profundo. No hubo necesidad de que fingiera, ya que aunque hubiese estado antes con otras personas, jamás se había experimentado esos temblores y vulnerabilidad.
”Quiero escucharlo de nuevo… ese sonido que salió de sus labios es lo mejor que he escuchado en toda mi vida…” Segado por el deseo y por sus pensamientos, Yunho liberó una de sus manos de la labor que había estado realizando bajo la camisa de Jaejoong para hacer que las piernas de éste rodearan sus caderas, quedando cada vez más cerca y llevando las sensaciones en sus miembros a un nivel más alto en los peldaños del placer.
Mientras Jaejoong luchaba por no sucumbir ante la felicidad y desmayarse en los brazos de Yunho, tuvo la sensación de que eso ya había pasado. Tal vez alguna vez llegó a soñarlo, o fue alguna de sus miles fantasías de adolescencia. Pero sin duda recordaba ese escenario, aunque de haber sido real, seguramente recordaría el sentimiento del miembro erecto de Yunho rozando el suyo.
De pronto Yunho quiso aún más. No se conformaba con haber inhalado esa esencia desde tan cerca. Eso no bastaba. Ahora se movió de nuevo a su cuello, donde ese maravilloso elixir residía con más imponencia, y sin previo aviso, lo acarició con su lengua y finalizó con una succión de sus labios.
-Ahhhh... –Jaejoong lanzó algo parecido a un grito, mientras su espalda se encorvaba hacia atrás—. U… U-kn... –Pero antes de que él y Yunho se dieran cuenta de que estaba a punto de llamarlo con su ex nombre artístico, los dos dieron un salto al escuchar algo caer.
Era un líquido hirviendo que se desbordaba de la olla en la que Jaejoong hubiese dejado descuidada su creación culinaria de la noche.
-¡Maldición! –la frustración de Yunho no se debía a la comida arruinada y el azulejo manchado, sino a que su “asunto” se iba a quedar pendiente.
-Lo siento, por mi descuido nos hemos quedado sin cena—. Dijo Jaejoong mientras se aproximaba a toda velocidad y empezaba a limpiar lo poco que podía un trapo amarillo, cuidando de no quemarse con el hirviente líquido.
-El que debería de disculparse por arruinar la comida soy yo—, declaró Yunho tiernamente mientras sostenía su mano deteniendo sus desesperados intentos por limpiar— pero no puedo hacerlo, ya que no me arrepiento de haberlo hecho.
-Te amo— se le escapó de los labios, y ante la vergüenza de sus palabras y de la realidad que le hizo recordar lo que había pasado hace apenas un par de minutos, bajó su mirada sonrojado—…
-Gracias— dijo sonriendo y depositando un beso rápido sobre sus labios.
Le agradeció porque sus palabras le hicieron desvanecer momentáneamente esas terribles dudas que se habían instalado en su mente, porque le dieron la esperanza de no significar algo para esa hermosa persona frente a él. Sin embargo, no se dio cuenta que su agradecimiento no tenía sentido para Jaejoong, que sus dudas no se aclaraban con esa palabra. ”Aunque un ‘gracias’ es demasiado para una persona como yo, ¿cómo es que soy tan egoísta para desear más?”
***
-¿Estás bien?
-¿A qué viene eso? –contestó extrañado al darse cuenta del tono serio de las palabras.
-Yo, te he notado un poco decaído –murmuró Yoochun mientras esperaban a que cambiara el semáforo para poder cruzar—.
-Perdón, no es a propósito –comentó Junsu algo avergonzado, llevando una de sus manos a su cabeza—. Es que ahora tú tienes tus clases de nuevo y sólo podré verte poco tiempo, y…
-Entiendo –respondió aliviado. Entonces la luz cambió y la demás gente frente a ellos empezó a avanzar—… vamos.
Tomó su mano, aprovechándose de que había tanta gente que difícilmente los notarían. Su felicidad al escucharle a Junsu decirle esas palabras era casi equiparable a lo que Yunho estaba sintiendo desde el otro lado de la ciudad.”No era por él… sino por mí…” Por más patético que pudiera parecer, no le importaba. Creía en la sinceridad de Junsu acerca de ello.
-La pregunta –dijo Junsu un poco alto para que lo pudiese escuchar por sobre el ruido de la ciudad—… esa pregunta, me la has hecho por Jaejoong, ¿no es así? –Yoochun apretó sus manos un poco más, y asintió con la cabeza, mirándolo apenado pero preocupado porque Junsu había sacado el tema de Jaejoong de nuevo.— No puedo negarte, que eso también me ha afectado…
-Y no te culpo –habló Yoochun, mientras daban la vuelta en una calle menos transitada—, pero no quiero que pienses que estás solo. Sabes que siempre estaré aquí para ti, y si necesitas hablar del tema, por más que deteste a ese infeliz, siempre estaré dispuesto a escucharte.
Había pasado por algo igual, por eso sabía exactamente las palabras que tenía que decir. Lo entendía, y no mentía cuando decía que no lo culpaba, porque sabía lo que era el sentirte solo. Lo que se sentía perder a una persona que te había hecho tanto daño.
-Gracias, Yoochunie...
Era emocionante. Cada vez que decidían regresar a casa caminando, viendo a toda esa gente, tomándose de la mano cuando nadie los miraba. Junsu lo quería más y más cada día, aunque no por eso desechaba la idea de hablar con Jaejoong.
Cuando llegaron a casa, Changmin los estaba esperando a un lado de la puerta. Fingió hacerlo por la preocupación de su tardanza, pero Yoochun no se tragó ni una palabra de su drama. Desafiantemente tomó una ducha antes de empezar a preparar la cena, disfrutando tener de nuevo a Changmin en sus manos. Una vez más Junsu fue un divertido espectador de sus peleas infantiles, viendo como el más alto estaba casi morado del coraje al no poder decirle nada a Yoochun temeroso de que lo dejase sin comer.
Y, alrededor de las once de la noche, por fin llegó la hora de dormir. Changmin disfrutaba momentáneamente de una de las habitaciones para él solo, lo cual consolaba un poco su orgullo herido por los chantajes de su amigo. En la habitación de a lado, también sólo era ocupada una de las dos camas, ya que desde que Jaejoong se había marchado, Junsu seguía insistiendo a Yoochun que se quedara a dormir con él.
-No te he visto haciendo tarea –antes de que se durmieran, era costumbre tener breve plática en voz baja—.
-Jeje, tal vez para ustedes ese era un vocabulario muy común –le contestó Yoochun desde su habitual posición, dándole la espalda y viendo en dirección a la cama vecina—, pero debo confesarte que aquí la palabra tarea y todo lo que tenga que ver con ella no son muy bien aceptados.
-¿Y así de orgulloso lo dices? –Junsu miraba al techo, como estaba acostumbrado. Se aferraba a esas conversaciones superficiales con la esperanza de olvidar y erradicar ese vacío…
-Lo siento, pero por más que lo intento no puedo ser tan dedicado como tú, "Sr. Graduado con honores".
Era quizá la burla más tonta que le habían hecho, pero aún así sonrió como nunca, porque sabía que era un intento más por animarlo. En vez de decir algo, decidió seguir sus impulsos y abrazarlo como solía abrazar al peluche en forma de delfín que se encontraba al otro lado suyo.
-Ju…Junsu –Yoochun sintió algo subir y luego bajar por sobre su espina dorsal, el aire se le estancó en los pulmones como aquél día—… Ya te lo había dicho antes, no soy tan fuerte como tu piensas…
-¿Eh?... –preguntó Junsu inocentemente.
-...—Yoochun ya no soportaría una noche más de insomnio, así que en vez de hacer un esfuerzo por responder, se dio la vuelta ligeramente—hablo de esto…
Pegó sus cuerpos hasta que el rostro de Junsu, con sus pequeños ojitos sorprendidos, quedó a un par de centímetros del suyo.
-Ahhh... –y aunque trató, no pudo evitar hacer una expresión de sorpresa ante esa presión en su entrepierna.
-Está bien si quieres que me vaya ahora... –dijo el pelinegro sonrojado hasta las orejas y agachando su mirada.
-Yo –dudó un poco antes de continuar, acompañando a Yoochun en su sonrojo—, puedo ayudarte…
Y antes de que Yoochun tuviera la oportunidad de decir algo, sintió las manos de Junsu posarse en su mimbro, sobre sus ropas. Sin querer apretó con fuerza el hombro del otro, que había usado para acercarlo más momentos antes.
-Junsu… no sabes lo que... –era difícil hablar cuando su mente estaba en blanco y una sensación cálida se expandía en su vientre bajo.
-No no necesito que me protejas… no de ti. –le dijo antes de darle un repentino beso.
Las cosas parecían darse con más naturalidad para Junsu que para Yoochun. No estaba seguro si era el nerviosismo o la evidencia de que por fin había olvidado… de que ambos habían olvidado a aquellos amigos crueles.
-Jun…su... –los besos de Junsu eran lo más bello del mundo, aunque se notaba su poca experiencia, no por eso el sentimiento que transmitían era menor— No está bien… tú no estás seguro… ahhh
Pero por más que hablara el castaño no parecía escucharlo, porque siempre pasaba lo mismo cuando sus labios se encontraban con los de Yoochun, tenían un efecto extraño en él que le hacían querer más…
Entre lo poco que se distinguía en la oscura habitación, el pelinegro se preguntaba si estaría bien hacer lo mismo. Junsu podría hacer con él lo que quisiera, pero él aún no se sentía con el derecho de tocar su cuerpo, creía que aún era demasiado pronto.
Al final decidió sólo disfrutar del momento y perdió toda consciencia cuando la mano de Junsu se introdujo en su pijama y tocó aquél pedazo de piel sensible que estaba a punto de estallar de placer. Pero más importante aún, su corazón se preguntaba una y otra vez, en medio de emoción, si esto significaba un inicio para ellos dos… si esto iba dar lugar a un “nosotros”.
Yoochun terminó viniéndose con un jadeo sordo que se ahogó entre los labios de Junsu, quién temblaba más que él. Lo abrazó fuertemente para calmar sus cuerpos y disculpándose secretamente al no ser capaz aún de “ayudarlo” también. ”A pesar de todo, no estoy seguro de que ya lo hayas olvidado…”Sin amargo, esa no era la única duda que tenía.
En la habitación contigua Changmin se debatía entre la indignación y la diversión.
-¿Cómo esperan que me pueda dormir? –Murmuró— De perdido me hubieran invitado. –
Hizo una pausa aún riéndose— No cabe duda que todos son unos mal agradecidos… mira que olvidarse de mí tan fácilmente. Pero no te preocupes amigo, reservaré un espacio en mi lista de diversiones especialmente para ti.
***
Al final terminaron ordenando comida china. Después de limpiado el desastre de la cocina, Yunho no tuvo cara para pedirle a Jaejoong que preparara algo más.
-Nunca había ordenado a este lugar, ¿sabe bien? –preguntó Yunho antes de dar el primer bocado.
-Si.
La pregunta no era porque en verdad quisiera saber si confiar o no en el establecimiento que estaba a dos cuadras más adelante, de hecho mientras fuera comestible, con el hambre que traía, para él era lo de menos. Lo que Yunho quería era desvanecer esa expresión neutra que Jaejoong había tenido desde aquél “incidente”.
En la mente de Yunho sólo habían dos opciones por las que el otro podría haberse enfadado: por haberlo semi violado o por haber arruinado su comida.
-Pero seguramente lo que ibas a preparar estaba mucho mejor. –Respondió con una gran sonrisa y un tono infantil. Ésa era una disculpa disfrazada en caso de que se tratara de la opción número dos.
-No creo... –contestó sin ganas.
Siguieron así por un rato, Yunho haciendo preguntas y Jaejoong contestando monosilábicamente mientras veía a ningún lugar. Eso definitivamente no contribuiría al nuevo plan de Yunho de averiguar más acerca de la vida de Jaejoong.
La pequeña cena en la sala terminó y decidieron ver la televisión por un momento, intentando cubrir con el sonido del aparato los eternos silencios. Mientras cambiaba los canales sin esperar encontrar nada en especial, de repente se detuvo en un canal musical y sonrió
-Ahh –suspiró—… esto me trae tantos recuerdos.
Jaejoong se congeló al ver al cantante en la pantalla siendo ovacionado por un montón de chicas frente al escenario. Por fin se atrevió a ver a Yunho quién tenía una expresión melancólica reflejada en sus ojos brillantes.
-¿Lo extrañas? –preguntó quedamente.
Yunho se sorprendió de que Jaeoong hubiera sido el que preguntara esta vez y más aún que fuera para saber de “ese” tema. Nunca le había gustado hablar de ello con nadie, sólo por necesidad en ocasiones lo hacía con Heechul, sin embargo, sentía la imperiosa necesitar de hablarlo con Jaejoong, ya que quería que este conociera cada parte su persona.
-La verdad… no sé como responderte... –hizo una pausa algo larga viendo a la nada, y después continuo— Al principio no quería aceptarlo… fue tan difícil…
-¿Y después?... –tenía ambas manos entrelazadas, ya que empezaba a sentir ese temblor que aparecía siempre que estaba ansioso. Por fin sabría lo que había detrás, aunque mucha gente le había dicho que al saberlo sus percepciones cambiarían, eso ya había pasado desde antes… o al menos eso quería creer.
-Después… vinieron cosas más difíciles. –los ojos de Yunho se empezaron a llenar de lágrimas, aunque luchaba por contenerlas y evitaba el contacto visual (se notaba que el tema le afectaba) . –La gente que muchas veces proclamó su amor por mí, las dueñas de todos los regalos que vez aquí… todas ellas… sus rostros de decepción que se transformaron en desprecio… sus reclamos cuando me las encontraba en las calles… las persecuciones… el acoso…
-... –Jaejoong dejó salir un ligero sollozo ante las frases entrecortadas de Yunho y se lanzó a sus brazos. Lo abrazó entregándose completamente, sobando ligeramente su espalda por sobre sus ropas. –Lo siento…
-Ah, no. No es tu culpa, perdóname tú a mí por haberte hecho llorar –dijo cariñosamente—. Debí haber sonado tan dramático como Heechul jajá –bromeó Yunho, pero Jaejoong ni siquiera sonrió.
-Ellas eran tus fans… se supone que debieron de haberte apoyado… las fans apoyan y aman a su artista incondicionalmente... –lucía realmente abatido mientras decía estas palabras, porque en realidad era un reclamo para ese otro yo al que tanto temía ahora.
-Lo sé, pero no puedo negarte que hubo un tiempo en que sentí miedo de ellas… ¿No es ilógico?
-Tal vez no tanto —murmuró Jaejoong—…
-No todos fueron malos momentos –Yunho le sonrió enternecido por la preocupación que mostraba ante su relato—, creo que debería mostrarte algo.
Salió de la estancia, dejando a un Jaejoong desconcertado e inmerso en sus sentimientos de culpa.
“¿Quién es el más grande de los imbéciles ahora?... ¿No te da vergüenza haber mal gastado todos estos años?... Nunca dejarás de ser un inútil…”
-¡Basta! –dio ligeros golpes a su cabeza en un intento por deshacerse de esa voz que lo perseguía.
-¿Dijiste algo? –le preguntó Yunho mientras regresaba.
-No… nada.
-Jae –le llamó a la vez que se sentaba de nuevo a su lado—… en verdad, estoy haciendo un gran esfuerzo por compartir todo en mi vida contigo. –El pelinegro se sintió abochornado por la forma tan directa de hablar del moreno.— Es por eso que te he contado de mi anterior vida, y es por eso que también quiero que veas esto.
-¿Qué es eso Yunho? –preguntó viendo aquellos maltratados sobres en sus manos.
-Son algunas de las cartas de mis fans que logré rescatar de la furia de Heechul… todas las demás se las llevó, cansado de que cada vez que las leía terminaba hundido en el alcohol por una semana.
Ahora estaba asustado. Lo que menos quería era leer las palabras de una persona que seguramente sería un reflejo de su propia personalidad obsesiva, ésa que tanto deseaba aniquilar. Pero lo que no comprendía era que Yunho hacía todo esto con el fin de saber más que su currículum, quería saber más de la persona que lo había enloquecido completamente.
-No es necesario que me las muestres –dijo rápidamente Jaejoong—… seguramente deben ser cosas muy personales, no creo que sea correcto.
-Quiero hacerlo –dijo decidido—, además, creo que me ayudará un poco compartir con alguien esto que he cargado por tanto tiempo.
-¿Esto?
-Si –respondió el moreno después de un profundo suspiro—… en especial, quería que leyeras esta carta que, extrañamente, es la única que no fue escrita por ninguna de mis fans.
Aunque no muy convencido, tomó la carta de apariencia insignificante que Yunho le extendió. Y, armándose de valor, la desdobló poco a poco, para, después de recibir una mirada aprobatoria por parte de Yunho, comenzar a leerla.
“Querido, Yunho-shi…
Debo confesarle que, a pesar de no ser su seguidora, me dirijo a usted con el mayor de los respetos ya que, yo, una mujer que por mi edad podría ser su madre, le estoy profundamente agradecida.
Usted, aunque sea ajeno a mí y a mi familia… aún así, ha hecho algo muy grande por nosotros. Con su música ha ayudado a calmar el corazón y la conciencia de una mala madre como yo.
Me avergüenza decírselo, pero por el respeto que le guardo, me siento obligada a confesarle que…debido a mi cobardía, mi pequeño hijo sufrió los malos tratos de su padre durante tanto tiempo… el dolor que mi pobre niño tuvo que aguantar hasta hace poco lo dejaron sin habla y sin expresiones. Vivía atormentada, pensando que nunca podría verlo moverse más allá de su cama o escuchar su voz...
Pero, gracias a usted… a su música… mi hijo ha recobrado la consciencia. Usted me ha devuelto a mi hijo, y le agradezco la oportunidad que sin saberlo me ha brindado.
Humildemente ofrezco a Dios todas las noches una plegaria en su nombre, para que le de salud y fuerza para que siga contando y triunfando… porque sé que si usted es feliz, mi hijo también lo será.”
-…”De nuevo muchas gra… cias y que –Jaejoong quiso terminar la última frase en voz alta para hacerle saber a Yunho que había terminado, pero de pronto las palabras dejaron de fluir—…”
-¿Jaejoong? –mientras el menor leía la carta, la preocupación de Yunho se había encendido, y ahora al verlo temblar y palidecer mientras veía a la nada, su miedo hizo que saltara del sillón para acercarse más a él—… ¡¿Jaejoong, qué pasa?!
-Un padre –balbuceaba y sus palabras casi no tenían ningún sentido a oídos de Yunho—… no debe… hacerle daño… no…
Jaejoong había doblado sus piernas y las sostenía con ambos brazos; hundía su rostro en el espacio que quedaba entre éstas y su pecho. Yunho trató de hacer que lo mirara, pero al tocar su rostro sólo pudo sentir el frío sudor que descendía de su frente.
-¿Quién lo hizo? –en medio de los balbuceos y sollozos de Jaejoong, las primeras palabras de Yunho se perdieron— ¡¿QUIÉN LO HIZO!?
-Eso no… no debe ser… no... –Yunho intentó ahora con más fuerza, hasta que logró que Jaejoong dejara de mecerse.
-¡Mírame!... ¡Mírame Jaejoong!... –ahora, al ver los ojos de Yunho, sus balbuceos también se habían detenido. La vista tan trágica del rostro abatido en lágrimas de Jaejoong agravó el miedo de Yunho, convirtiéndolo en furia— ¡¿Dime quién te hizo daño?!
-No…eso no... –Jaejoong quiso balbucear de nuevo y evitó la mirada de Yunho, pero este lo obligó a verlo de nuevo.
-¡Dímelo!... ¡DÍMELO AHORA!
De pronto los ojos de Jaejoong se abrieron enormemente, y tras un gemido desgarrador, por fin le respondió a Yunho.
-¡MI PADRE!
Por un instante ambos se miraron como si los dos acabasen de recibir la misma noticia por primera vez, con el asombro y terror reflejado en sus miradas… Después, Jaejoong se desvaneció en los brazos de Yunho.
[FLASHBACK]
“¿Por fin terminó?... en verdad, ¿este es el final?...”
-¡¿Por qué?!... ¡Dijiste que todo iba a ser diferente!...
”Quiero abrir mis ojos… no puedo…”
-Yo digo muchas cosas… ya es momento de que aprendas que la mayoría de ellas son mentira…
”Ya no puedo… duele… ¿será que por fin… voy a morir?...”
***
-¿Estará bien?
-Físicamente, si… Sin embargo, le recomiendo que busque ayuda profesional para que el niño pueda “hablar” de lo que le pasó.
-¡No!... Quiero que después de esto no tenga que volver a recordar nada.
-Señora, es importante que lo haga. No es recomendable que se quede con todo eso dentro… a la larga, podría traer con…
-He dicho que no, yo soy su madre. Nadie mejor que yo entiende lo que ha pasado.
***
Días después de esa conversación con el médico, a la madre del pequeño Jaejoong se le informó que podría llevárselo a casa. Pero lo que ella trajo consigo no era más que un cuerpo que sólo se movía y respiraba, no era más aquél niño serio pero de linda sonrisa que conquistaba los corazones de desconocidos en las calles.
Durante un par de meses recibió de su madre la atención que no le había dado en toda su vida, pero no expresaba agradecimiento, ni amor, ni nada a cambio. Algo e su interior le advertía que en el momento en que hablase tendría que hacer frente a todas esas cosas que con tanto fervor quería evitar ya que no sabía como afrontarlas.
Entonces, un día en que su madre le había dejado encendido el televisor en su habitación mientras iba a prepararle algo de comer, algo sucedió… Un chico atractivo apareció en la pantalla. Se le veía fuerte, seguro de si y con una presencia innegable, todas aquellas cualidades que el jamás tendría. Pero más aún, ese chico contó al entrevistador como desde muy joven se revelo al autoritarismo de su padre para poder lograr sus sueños, y convertirse en cantante…
Ese día Jaejoong volvió a hablar, pero nunca más volvió a ser el mismo.
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