Soy tu fan Capitulo 7 Parte 2

Mientras Jaejoong terminaba de recoger sus pertenencias, en medio de tropiezos y maldiciones bajas, cubriendo su boca en ocasiones para no sollozar en voz alta, pensando en que sería mejor esperar en la línea de autobuses hasta que hubiese uno con espacio para viajar directo a su casa… dormir en una silla o no dormir nada era mejor que vivir con este miedo de que Yoochun fuera a hablar con Yunho, prefería que se quedase con la buena imagen que tenía de él… eso por lo menos significaría que sus últimos años no fueron un desperdicio… Mientras todo eso pasaba,Changmin entraba al recibidor, con gotas escurriéndole del cabello, y las vendas que le había puesto aquella enfermera malhumorada ahora, por la humedad, dejaban ver la sangre remojada que Changmin prefería no ver.

“Esto no es más que la cereza del pastel de mi mala suerte… ¡ahora termino mojado por la estúpida lluvia! ¡Todo esto es por culpa de aquél estúpido y su estúpida habilidad en las artes marciales!” Estaba enojado, pero el que lo estuviera le enojaba aún más. Pero eso no era todo, ahora pensaba seriamente en la posibilidad de que se estuviera volviendo loco, ya que la descabellada idea de que el tal Nichkhun era el responsable de todo lo malo que le había pasado… de todo, hasta de la misma lluvia, se negaba a abandonarlo.


Hey!... espera un momento, ¿a dónde vas? –Detuvo a Jaejoong de la muñeca cuando pasaba a toda velocidad por un lado suyo.


Jaejoong se dejó detener solo mientras se ponía sus zapatos, se los acomodó lo más rápido que pudo mientras mantenía la mirada baja para que así los cabellos de su frente pudieran ocultar sus ojos llorosos.


-¿No adivinas?... sacaré a pasear mis maletas al parque. –le dijo en un tono sarcástico, viéndolo por unos segundos antes de darse la vuelta y salir del departamento.


Woow!... sabía que me había perdido de algo, pero no de algo tan grande… ¡Estúpido Nichkhun!, de nuevo tú eres el culpable de que me haya perdido de la escenita


-¿Ahora hablas solo? –le dijo con una expresión extraña Yoochun cuando lo vio parado a unos pasos del recibidor, todo empapado y refunfuñandocomo siempre.


-No, hablaba con Jaejoong pero el muy imbécil se fue dejándome aquí –“Anda, cuéntame… se que lo esperas con ansias: decirme como fue que por fin sacaste a Jaejoong de la vida de tu gran amor.”


-¿Y esas vendas? –Changmin sumó un punto más a su mala suerte. “No. No me puedes dejar sin saber que rayos fue lo que pasó cambiando el tema…”


-Ah, un grupo de estúpidos intentó asaltarme... –Nótese las modificacioneshechas para no poner en evidencia su tragedia: de un solo sujeto pasó a varios y una persecución fallida se cambió por un intento de asalto. Me doy asco”.


-Y ¿estás bien? ¡Claro que no estoy bien!”


-Si, no pasó nada pero... –se encaminó hasta Yoochun, y el olor a sopa recién hecha inundó sus pulmones recordándole la terrible hambre que tenía desde que había salido del hospital— pero, en el hospital en que me atendieron me encontré con aquél esperpento al que llamas playera. Estaba manchado de sangre...


Ahora si Park, estás acorralado, suelta todo ahora mismo o le iré a preguntar a tu noviecito – pero veo que tu estás bien y Jaejoong también lo estaba así que…


-¿Yoochun, dónde estás? –La voz de Junsu interrumpió el interrogativo que estaba empezando a incomodar a Yoochun, y no dudó en aprovechar la oportunidad y salir casi corriendo en dirección al cuarto con el plato de sopa que había separado especialmente para Junsu.

-Después te cuento… tengo que ir a ver como está Junsu. Si quieres sopa puedes servirte… a menos que sigas prefiriendo la comida de Jaejoong, y si es así resígnate a morir de hambre porque él no volverá. –le dijo con un tono neutro antes de irse.


Nunca había visto a Yoochun tan enojado. Aunque no lo expresara como otras personas, él tenía su modo particular de hacerle ver a los demás que estaba molesto. Lo supo desde aquél incidente después de que pasaron la noche juntos.

Bueno, al fin que no es muy difícil de imaginar lo que pasó. SeguramenteJaejoong tuvo una pelea con su juguetito y con la fuerza descomunal que se carga ese cara de princesa lo ha de haber dejado hecho añicos. A Yoochunobviamente eso no le pareció y lo echó de aquí, fin de la historia.” Mientras se relataba interiormente los supuestos sucesos, se servía de la sopa queYoochun había preparado, sintiéndose triste de tener que regresar a consumir lo mismo de siempre. “Después de la haber probado la comida deJaejoong, es como si me bajaran del cielo al infierno.”


-Pero bueno, uno tiene que adaptarse a las crudas situaciones de la vida... –Dijo eso antes de empezar a comer… o más bien antes de ser interrumpido por el timbre de la puerta. “¿¡Quién rayos será a esta hora!?... Bueno, queYoochun se preocupe por eso…”

De nuevo estaba a punto de comer cuando… – ¡Changmin, abre la puerta!

-¿¡Por qué!? –Respondió de manera desesperada y casi llorando de frustración.

-Por favor. –Se levantó del comedor, aventó la silla y se encaminó a la puerta, pero antes de abrir miró el reloj de la pared que marcaba la una de la mañana. Assh… mas te vale contarme todo lo que sucedió entre los dos Kimcon el máximo detalle Park Yoochun o te juro que yo mismo…” 

Gran sorpresa se llevó Changmin cuando al abrir la puerta se encontró a un joven mayor, atractivo y con el cabello castaño escuro algo mojado por la lluvia. Sostenía un pequeño papel amarillo y lo miraba con desconfianza.


-Emmm… ¿si? –No era su tipo, pero no era pecado aceptar que el sujeto no estaba nada mal. A pesar de su mirada perdida y respiración agitada a causa de una razón desconocida, lucía tan pulcro con ese traje ejecutivo y su corbata ligeramente desatada.

-Yo… amm… ¿vive aquí Kim Jaejoong? –Changmin bufó ante la pregunta. ¿Qué más se había perdido mientras no estaba?

-¿Quién lo busca? –Preguntó mirándolo con desconfianza, y aunque eso incomodó a Yunho no se quejó y se dejó observar.

-Soy su jefe, Jung Yunho. –“¡Ajá! Con que éste es el dichoso jefe… eseJaejoong si que tiene buen gusto.” De pronto una idea vino a su mente, una idea nada desagradable.

-Uyy… que lástima que haya venido en este momento… Lo siento pero, él ya no está aquí. –Habló Changmin con fingida preocupación, saliendo del departamento en vez de hacer pasar Yunho, para así evitar que los demás escuchasen.

-¿Cómo que ya no está aquí? ¿A dónde ha ido? –Algo en ese chico no le agradaba. Quizá la forma tan familiar en que lo trataba siendoevidentemente más joven, pero si podía darle información sobre Jaejoong no le importaba.

-No lo sé… el sobrecillo ni siquiera tenía un lugar a donde ir… se veía tan deprimido. –Esas palabras solo empeoraron la preocupación de Yunho.

-Pero… ¡¿qué pasó?! ¿Algo malo?... –preguntó Yunho subiendo y bajando la voz.

-Fue horrible… tuvo una pelea con otro de los sujetos que rentan el departamento… Prácticamente fue echado de aquí.

-¡¿Echado?!... Pero, ¿por qué?

***

Y mientras Changmin se divertía inventando toda una odisea al inesperado visitante, Yoochun luchaba porque Junsu aceptase comer aunque fuera un poco de la sopa que había preparado.

-Vamos, Junsu… No has comido nada en todo el día, eso solo empeorará tu condición –suplicaba el pelinegro.

Por un lado no podía dejar de sentirse feliz de que el nuevo hábito de Junsufuera mantenerse abrazado a él todo el tiempo, pero el que se resistiera a comer y las solitarias lágrimas que ocasionalmente bajaban por sus mejillas le indicaban que eso no era de todo una buena señal.

-Jaejoong… ¿aún no ha llegado? –preguntó Junsu con un hijo de voz.

Los celos eran algo inevitable para Yoochun. Aún y cuando estaba enterado de todo el tiempo que Junsu había estado enamorado de Jaejoong y que era lógico que no se olvidaría de él de un momento a otro, aún así no podía evitar sentir ese ardor en la piel de sus manos y arrepentirse de no haberlo golpeado más fuerte aquella vez que lo descubrió haciéndole daño a Junsu.

-Hace un momento estuvo aquí… pero sólo para llevarse sus cosas. –Todavía no terminaba de hablar cuando Junsu ya se había incorporado por completo, soltando el agarre a su cintura y viéndolo con expresión atónita.

-¿¡Qué!? ¿¡Cómo que sólo para llevarse sus cosas!?... –Las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos cayeron fusionándose en una sola.

-Si, el se marchó… y no dejó dicho a dónde ni por qué. –Perdóname Junsupensó Yoochun mientras le mentía y hablaba con voz de fingida tristeza, aunque en verdad poco le faltara para bailar de alegría por haber alejado aJaejoong de su lado.

-¿Por qué, Jaejoong?... –preguntó Junsu al aire, mientras volvía a recargarse sobre Yoochun, poniendo de nuevo sus manos en su cintura.

No podía para de preguntarse ¿por qué?... Y la falsa idea que había tenido de que tal vez sería como las tantas ocasiones pasadas cuando al final siempre regresaba a su lado terminaba su agonía en una inevitable muerte… una muerte, que sin que él lo supiera, había sido decidida por las dos personas que más amaba y sin tomarlo en cuenta.

***

-Pero esto no puede,… ese sujeto me va a oír –Jung Yunho, cargado de una incontenible rabia, estaba a punto de irrumpir en el departamento y golpear al dichoso Park Yoochun.

-No, de eso yo me encargo, usted no se preocupe. Lo que importa ahora es que vaya a buscarlo a él. –le decía Changmin disfrutando lo que el consideraba era el momento más divertido de toda su semana— Con esta horrible lluvia, cargando todas sus cosas y sin ningún lugar a donde ir… me imagino que el pobre no ha de andar muy lejos de aquí.

-Está bien... –respondió Yunho después de dudarlo un momento mientras miraba con desprecio la puerta que lo separaba de aquella persona sin escrúpulos—, luego me encargaré de esto. Le agradezco su información.

Un educado estrechón de manos y Yunho desapareció a toda prisa en dirección a las escaleras. Changmin lo vio con expresión sonriente y entró de nuevo al departamento.

-Ahh… Kim Jaejoongdefinitivamente me debes una… y me aseguraré de cobrártela. –apenas comenzaba a soñar despierto cuando la sombra deYoochun apareció al abrirse la última puerta al final del oscuro pasillo.
-¿Quién era? –preguntó despistadamente Yoochun mientras venía con el plato de sopa aún lleno y con la mirada cabizbaja llena de culpa por lo que acababa de hacer.

-Oh, nadie, solo un chico que buscaba a su amante. –El otro ni siquiera lo estaba escuchando y solo asentía con la cabeza, así que Changmin prosiguió a la vez que se sentaba a la mesa para por fin poder tener algo en el estómago— Pero estaba perdido y como soy un alma tan buena lo ayudé… un poco.


EL PARQUE

“Mira nada más, quién está solo de nuevo…”

Para el chico de cabello escuro y de hermosa piel blanca que yacía sentado en la banca de aquél parque que conoció el día de su llegada a Seúl lo más tormentoso de haberse arrepentido a tiempo y antes de hacerle daño a la persona que odió por tanto tiempo era la detestable voz que se había impregnado en su mente.


Era como si toda la maldad que había cultivado todos estos años tuviera ahora personalidad propia, y ahora que había decidido encerrarla dentro de sí mismo gozaba molestándolo a todo momento.

“¿No decías que te vengarías de él? ¿Cómo es que al primer paso ya estás huyendo y llorando como niñita?...”

Yaaaah! –su grito de impotencia se camufló entre el sonido del viento y las grandes gotas de lluvia que caían a cantaros sobre el pavimento.

“Eres un cobarde… por eso él no te quería…”

-Quizá eso sea cierto… y además soy un estúpido, por olvidar que no tenía ni un peso ya que lo último lo di en alquiler y aún no me pagaban en el trabajo...

Mientras observaba como sus maletas comenzaban a escurrir agua de las esquinas y trataba de echar las voces de sus pensamientos para pensar con más claridad, un automóvil se detuvo frente a él, sin embargo no le dio mucha importancia hasta que la persona que conducía descendió y se paró a unos pasos de distancia.

-¿Qué haces aquí? –le preguntó Yunho con el seño fruncido y sosteniendo un elegante paraguas negro.

-Yo... –Jaejoong no sabía que decir, sobre todo cuando ya le habían robado la única frase que se le venía a la mente.

-Y además, estas llorando de nuevo... –continuó Yunho ante la taciturnidaddel menor quien solo lo observaba desde su asiento.

-No… yo no estoy llorando… no sé de que hablas... –sonrió forzadamente al tiempo que miraba hacia otro lado, evitando la mirada del otro.

Entonces, Yunho se acercó aún más y se inclinó ligeramente hasta que el rostro de Jaejoong quedó a su alcance y, con una habilidad admirable, pudo distinguir de entre las gotas que resbalaban en el rostro de Jaejoong las que eran diferentes, aquellas que provenían de sus hermosos ojos. Esas lágrimas que no pudieron ser notadas por nadie aquél día, finalmente fuerondescubiertas por esa persona de apariencia fría.
Jaejoong lo miró asombrado y con un sentimiento de calor en su pecha que lo hacía olvidarse del descomunal frío que sentía a causa de sus ropas mojadas. De pronto Yunho tomó sus maletas y de una por una empezó a subirlas a la cajuela de su coche, todo mientras la lluvia seguía sin dar tregua. Al final Yunho abrió la puerta del copiloto y se encaminó hasta él extendiendo su brazo.

-Sube al auto. –al escuchar la orden Jaejoong recordó la decisión que había tomado y le respondió con rudeza.

-No. Yunho-shi, usted no tiene nada que ver conmigo… he renunciado hoy y, por su propio bien, será mejor que se aleje de mí y no trate de buscarme de nuevo. –No le importaba quedarse sin ropa, pero tenía que marcharse de ahí ahora mismo antes de que sucumbiera ante la gentileza de Jung Yunho.

“Es tu oportunidad…”

-¿Por mi propio bien?... ¿De qué rayos hablas? –preguntó Yunho alzando la voz para que pudiera escucharlo por sobre el incesante sonido de las gotas de lluvia sobre el pavimento.

-Ya se lo dije… no soy una buena persona, la prueba de eso es que me echaron del departamento –entonces Yunho, quien sostenía la muñeca de Jaejoong evitando que huyera, recordó la historia relatada por aquél chico alto.

Súbitamente Yunho jaló a Jaejoong de la muñeca de la cual lo sostenía hacía su cuerpo y lo abrazó con fuerza, sintiendo como lo húmedo de las ropas ajenas se traspasaba a las propias.

-No me importa si otra gente no puede ver lo especial que eres, e incluso que tú tampoco lo hagas… eso me garantiza que te quedarás a mi lado. –y con solo esas pocas pero significativas palabras Jaejoong ya estaba regresando el abrazo y llorando de felicidad en sus brazos, sonriendo como un adolescente enamorado.

***

No hubo necesidad de gastar más esfuerzo en convencer a Jaejoong de nada. Se subió al coche como Yunho le había pedido y se resignó a viajar en silencio, sin siquiera preguntar a donde iban. Si por Jaejoong fuera podría llevarlo al fin del mundo y no le importaría, se sentía ya completamente propiedad de Jung Yunho, ¿o será que siempre había sido así?

Después de conducir por un rato y mientras el paso de las horas hacían más cercana la mañana, Yunho al fin detuvo el auto frente a otro edificio de departamentos, pero no era nada parecido al que había ocupado Jaejoong por los últimos días. Después de que Yunho intercambiara unas cuantas palabras con el guardia de seguridad, este le dio el paso al estacionamiento subterráneo.

-Hay unas cuantas cosas que aún no sabes sobre mí… pero que me gustaría que supieras. –dijo mientras tomaba su mano una vez que hubiesen descendido del auto y lo guiaba hasta el ascensor.

-¿Qué lugar es aquí, hyung? –preguntó Jaejoong mientras observaba los lujosos acabados del ascensor, con paredes de un color metálico tan brillantes que parecían espejos.

-Aquí es donde solía vivir antes... –hizo una pausa mientras soltaba la mano de Jaejoong por un momento para poder cubrirlo con su gabardina, que estaba menos mojada que la ropa que traía él puesta ya que supuso por el temblor de su mano que tenía frío, aunque la causa de esos temblores en realidad no era esa— pude haberme deshecho del departamento, pero es como un tributo a mis sueños marchitos.

-Entonces, ¿nadie vive aquí?... –preguntó despistadamente mientras veía los números que indicaban el subir del ascensor y a la vez se cuestionaba por qué a la gente le gustaba vivir en lugares tan altos.

-No… a veces vengo a asegurarme que no se llene todo de polvo, pero es difícil quedarme mucho tiempo ahí…

No comprendió a lo que Yunho se refería. No hasta que llegaron finalmente al piso indicado y entraron a la primera y al parecer única puerta… Tuvo que morderse los labios y sostener la respiración para que su llanto no aflorara de nuevo. No era para menos tal reacción después de encontrarse con el más lujoso y espacioso departamento que había visto, pero cosa más maravillosa aún era ver ese montón de peluches, bolsas, instrumentos musicales y dibujos por todos lados, acomodados de una manera en que hacían lucir el lugar más como un museo.

-¿Sorprendido?... –preguntó Yunho con una risita melancólica al ver la sorpresa en la mirada de Jaejoong— así como vez esta habitación están todas las demás… todas estas cosas... todo lo que hay en este departamento… todo, desde los cubiertos hasta los sillones… todo eso, son obsequios.

-¿O… obsequios? –preguntó tartamudeando mientras se soltaba de la mano de Yunho y caminaba algunos pasos hasta llegar a uno de los sillones, viendo con más detalle los peluches, algunos de ellos evidentemente hechos a mano y con la figura de un apuesto chico con un lunar sobre los labios.

-Si… regalos de mis fans... –susurró Yunho de una manera en que parecía que cada letra de esa frase le pesara hasta lo más profundo de su ser— Heechul me ha regañado tantas veces por conservar este lugar, dice que soy la persona más masoquista que ha conocido jaja ¿puedes creer lo mal amigo que es ese imbécil? Jaja.

-... –Jaejoong no podía reaccionar, simplemente quería aventarse por aquél gran balcón que se distinguía al fondo de la estancia para así poder terminar con la patética existencia de la patética persona que alguna vez vivió y soñó pensando en hacerle daño a la maravillosa persona que ahora se encuentra a su lado.
En tanto que Yunho no hallaba el modo de acabar con el momento incómodo. “Ya está aquí… ahora tengo que encontrar las palabras, pero ¿cómo?”

-Pero que descuido de mi parte… debes cambiarte de ropa antes de que te de un resfriado… tu equipaje se ha quedado abajo, así que será mejor que te pongas algo de mi ropa... –miró a todos lados de manera incómoda y luego continuó señalando una puerta que estaba a un lado de la sala— en ese cuarto encontrarás lo que necesitas. Puedes usar la ducha también si así lo deseas… yo mientras bajaré por tu equipaje…

***

Una hora más tarde ya estaban ambos cambiados y tomando un té caliente con una modesta comida que Jaejoong había preparado con lo poco que había podido rescatar de la desolada alacena de Yunho. Era entonces cuando el momento de la charla había llegado, y a pesar de que ambos se morían de sueño por ser tal hora de la madrugada Yunho fue el que rompió el profundo silencio.

-Veo que mi ropa te ha quedado algo grande, eso demuestra lo que siempre digo es verdad: sigues siendo un niño. –quiso decirlo a forma de broma, pero sus misma palabras trastocaron su aparente tranquilidad, pues era cierto.

Yunho era el mayor y cualquier cosa que llegase a pesar sería su responsabilidad. El pelioscuro no era del todo un infante, pero la diferencia de seis años era suficiente para que Yunho sintiera que estaba cometiendo un delito.

-¡Qué no soy un niño, hyung! –era lo que menos esperaba, que Yunho lo siguiera tratando como a un hermano menor.

-Lo sé, lo sé… aunque renunciar de esa manera si fue un acto muy infantil. –la atmósfera bromista fue cortada de tajo por Yunho quién ya no pudo esperar más para tener la respuesta a sus preguntas.

-Ya no necesitan de mi ayuda… todo está arreglado para que la empresa funcione eficientemente de nuevo. –respondió Jaejoong casi como si hablara en contra de su voluntad, evitando mirar los ojos de Yunho y acorrucándose más en esa cobija de felpa que había tomado prestada.

-Y solo por eso te sientes con el derecho de abandonarnos… ¿No recuerdas como estaba la empresa antes de que tu llegaras? –ante los ojos de Jaejoong, por más que el hombre alto y moreno que estaba sentado frente a él, del otro lado de la mesita de la sala, lo estuviese regañando, parecía no perder por un instante ese porte tan distinguido.

-Las cosas estarán bien a partir de ahora... –Yunho no dejaba de preguntarse dónde habían quedado las expresiones de esa persona y esa vivacidad que lo caracterizaba… era como si estuviese frente a alguien más.

-Por supuesto que no lo estarán… sólo mira este lugar. –Le replicó molesto— Eso es lo que soy, una persona aferrada a sus recuerdos… Yo no nací para dedicarme a esto, mi vida es la música y para todo lo demás soy simplemente un fiasco… y si tú no hubieras llegado, el sueño de mi padre, la persona por la que dejé lo que tanto amaba, estaría acabado.

“¿Gozas torturándome, Yunho? ¿Gozas haciéndome ver que durante todo este tiempo solo fui un idiota tratando de hacerle daño a una persona tan buena que renunció a todo por su familia?”, se preguntaba Jaejoong mientras buscaba una respuesta a lo que Yunho había dicho.

-Está bien… regresaré al trabajo. –Si eso era lo que Yunho quería, lo haría. Porque extrañamente Jaejoong se había contagiado del mal de Yoochun, y de ahora en adelante se declaraba incapaz de negarle nada su jefe.

-¡Así se habla! Entonces, hay que dormirnos ahora mismo si queremos llegar al trabajo... –Se puso de pie y ayudó a Jaejoong a levantarse ofreciéndole su mano de forma gentil –Tú puedes dormir en el cuarto donde te cambiaste, yo por el día de hoy dormiré en el sillón hasta que logre hacer un espacio en alguna de las otras habitaciones… Y sin peros, ya está decidido. –recalcó cuando vio que Jaejoong estaba a punto de proponer cambiar de lugares para dormir.

-Está bien pero… ¿puedo hacer una pregunta? –Jaejoong presentía lo peor después de haber encontrado por casualidad cuando se cambiaba ese par de anillos en el bolsillo de la gabardina de Yunho.

-¿Sí?

-¿Por qué hemos venido aquí en vez de ir a tu casa? –y tal vez la pregunta sonaba algo entrometida pero, no podía quedarse con esa duda.

-Ah, es que no creo que mi madre quiera verme hoy. –“Por favor, Jaejoong… pregunta el por qué… por favor hazlo ahora y te convertirás en el salvador de mí doblegada valentía”.

-Ah… ya veo... –contestó de forma simple contrariando las súplicas internas de Yunho.

Las pocas horas que quedaban de ausencia de luz, dicho así porque la hora que es no hace posible llamarle noche, no fueron aprovechadas como debiera por los por el ejecutivo superior de Jung Corporation y su asistente. Jaejoong no soportaba el nerviosismo que le causaba estar en la cama de Yunho, sobre todo porque su olor ahí estaba aún más impregnado que en cualquier otro rincón del departamento donde hubiese estado. Ese aroma tan masculino que le parecía una mezcla entre menta, sillones de cuero y ropa nueva le sofocaba implacablemente. El martirio de sus cansados pensamientos junto con aquel aroma llegaron a tal grado que en un acto que fue realizado más de una forma automática que conciente, se levantó sigilosamente de la gran cama con sábanas color vino y se dirigió a la cocina, recordando el brillo y finura del cuchillo con que había cortado los pedazos de zanahoria. Lo encontró justo en el lugar donde lo había dejado, y ese“yo” que había encerrado en su interior le repetía a gritos que parecían retumbar en las paredes “Hazlo. Es ahora o nunca”.
Salió de la cocina con el artefacto metálico en la mano, celebrando que la luz que entraba por el gran vitral del balcón fuera suficiente para andar sin preocupación de toparse con algo. Entonces, pudo ver la silueta inmóvil de Yunho recostada en el sillón, su respiración hacía que la cobija con que se cubría subiera y bajara.

“Hazlo… Si no lo haces volverá a herirte… siempre es así ¿lo recuerdas?”

Imágenes de su niñez regresaron. Era como si los recuerdos de su infancia salieran en la defensa de Yunho. La noche en que por más que contara ovejas, gatos o cualquier tipo de animal no podían hacer que su emoción por las nuevas canciones que serían reveladas al día siguiente disminuyera o la vez en que se saltó clases para poder ser el primero en la fila para comprar su nuevo CD. Era increíble que ese U-know, fuera la misma persona que estaba frente a él, gotado por las pesadas juntas en la oficina y los problemas familiares. Pero sin duda era él. Sus facciones masculinas, sus ojos, su cabello negro, su lunar, y esa casi imperceptible cicatriz debajo de uno de sus ojos. Entonces, pudo distinguir en él mismo el Jaejoong de catorce años, caprichoso y berrinchudo que lo único que pedía de la vida poder conocer a Jung Yunho. Lo dejó caer…
El estruendo de la caída del cuchillo despertó a Yunho de un salto, preguntándose qué había sido. Pero su intriga no pudo ser saciada a causa de unos brazos que lo rodearon y algo húmedo que empezó a mojar su hombro.

-¿Jaejoong?

-...

La verdad es que había estado despierto todo el tiempo, pero la angustia de haber recordado que había dejado los anillos en la gabardina que le había prestado a Jaejoong evitó que se diera cuenta del débil sonido de los pasos del pelioscuro.

-¿Qué pasa Jaejoong? ¿Por qué lloras?

Era tan suave, tan frágil. Odiaba tomar ventaja de la situación pero no podía negar que tenerlo entre sus brazos le causaba tantas sensaciones a su cuerpo y lo hacían enamorarse aún más.

-Te amo.

Tal como había salido de la recamara, sin pensar claramente las cosas, terminó por confesarle sus sentimientos. Quizá podía tratarse de un plan inconsciente para que Yunho le pidiera que se alejara de su lado y así terminar con el patético pretexto que le hacía quedarse. Corriendo el peligro de hacerle más daño.
Ese par de palabras pudieron quitar por fin la gran carga que había sentido Yunho en los últimos días. Lanzó un suspiro de alivio adornado con una tierna sonrisa a la vez que hacía una admirable maniobra logrando subir a Jaejoong al sillón sin soltar su abrazo. Ambos estaban ahora recostados en el estrecho espacio del sillón. Los mudos sollozos de Jaejoong cesaron por la confusión, sin embargo sólo se quedó estático recibiendo las caricias en su espalda y cabello que Yunho le propinaba.

-Me sigue sorprendiendo que pueda haber gente a quien le agrade alguien tan cobarde como yo.

-No creo que puedas superarme en cobardía. –“Se siente tan bien… es la primera vez que me siento de esta manera…”

-Tú fuiste capaz de decir las palabras que he estado tratando de decirte toda la noche. Creo que no hay mayor prueba que esa. –“Es la primera vez que ignoro lo que mi consciencia me dice…”

-No entiendo... –dijo Jaejoong separando un poco su cara del hombro de Yunho para poder verlo, pero inmediatamente después tuvo que volver a ocultarla debido al sonrojo que le provocó el ver tan cerca los labios que le habían robado su primer beso.

-Quiero que a partir de ahora aprendamos a ser valientes… juntos.

Yunho era del tipo de personas que piensan que no es necesario expresar los sentimientos con palabras cuando son demasiado obvios, razón por la cual no dio más explicación a Jaejoong que ésa. El menor se aferraba al cuerpo del mayor, en parte porque si no lo hacía corría el peligro de caer, o tal vez de esa forma se mentía a sí mismo una vez más.

No importaba el género de la persona que estuviera a su lado, Jung Yunho seguía siendo Jung Yunho, así que no intentó hacer nada, por más que sus hormonas le estaban dando una gran batalla, sólo disfrutó viendo el pacífico rostro de Jaejoong quien por fin se había quedado dormido.

***

El resto del fin de semana se desenvolvió con una quietud que asustaba. En compasión con los eventos anteriores los sucesos que se presentaron después parecieron casi nada. En las oficinas de Jung Corporation para nadie pasó desapercibido el hecho de ver llegar a su jefe acompañado de su asistente ni tampoco el verlos salir juntos del lugar. Heechul se encerró por más de dos horas en la oficina de Yunho, manteniendo una acalorada conversación que solo terminó cuando el excéntrico pelirrojo salió dando un portazo y con el seño fruncido, aunque horas más tarde se les vio bromeando de nuevo por lo que todo mundo supuso que se trataba solamente de otro de sus berrinches.

Una tarde en la que Yoochun había tenido que salir a trabajar por petición especial de su jefe y con dolor de su corazón dejó a Junsu solo, o más bien en compañía de Changmin aunque para el caso era lo mismo, al chico alto malhumorado se le salió “por error” decirle a Junsu que había sido Yoochun el que había corrido a Jaejoong y que no se marchó por decisión propia como su amigo le había dicho. La verdad es que en ese momento poco le importó, lo que malhumoró a Changmin aún más; sin embargo, nadie ni él mismo se hubiera esperado que su plan habría de dar frutos solo hasta tiempo después.

Las vacaciones por fin habían terminado y era momento de que los estudiantes de la Universidad de Seúl continuaran con sus estudios. Por esa razón el domingo anterior los clubes de la ciudad se vieron llenos de jóvenes despidiéndose de su descarriada libertad, por lo menos hasta que las próximas vacaciones llegaran.
En el departamento de Yunho habían muchas cosas que hacer, es por eso que poco pensaron al rechazar la oferta de Heechul de unirse a los alocados universitarios. En vez de eso, saliendo de la oficina se dirigieron a un supermercado para comprar vívires que rescataran a la cocina de Yunho del estado tan vergonzoso en el que se encontraba. Jaejoong por fin volvió a sonreír escogiendo emocionado las frutas y verduras, además de que le pudo confesar a Yunho su secreta obsesión por los cereales azucarados de colores vistosos.


Al llegar a casa se pusieron a acomodar las cosas en la alacena y el refrigerador. Después Jaejoong ayudó a Yunho a preparar la segunda alcoba del departamento; jamás la hora de la limpieza le había parecido tan divertida, en medio de interminables sonrisas discretas fueron haciendo a un lado los cientos de peluches que habían estado acomodados de manera perfecta sobre la cama los últimos seis años. Las persianas de la ventana fueron abiertas por primera vez, justo cuando el sol comenzaba a ocultarse, dejando a la vista una línea horizontal de un color anaranjado rojizo que atravesaba las partes altas de los edificios.

-La vista desde aquí es mucho mejor que la de la otra habitación. —exclamó Jaejoong inconscientemente mientras observaba el espectáculo maravillado.

-¿Quieres que cambiemos habitaciones? –preguntó Yunho mientras terminaba de limpiar el último de los muebles.

-No me refería a eso. –Jaejoong salió de su transe y volvió la vista hacia el ahora reluciente cuarto. –Solo que me pregunto, ¿por qué desde un principio escogiste la otra habitación para dormir en vez de esta?

-Ah, eso… Pues, creo que de cierto modo no me sentía merecedor de dormir en la mejor habitación… o que los obsequios de mis fans merecían más este lugar… o tal vez las dos cosas. –contestó Yunho vacilando repetidas veces.

Los dos habían cambiado. Sin darse cuenta se habían ayudado el uno al otro. Yunho lo sintió desde las primeras horas de ese día: que la persona que se había alistado para irse al trabajo no era la misma de siempre. Lo supo aún más cuando Heechul era el que en la discusión hablaba con argumentos más válidos que los de él, pero sobre todo cuando después de un rato su amigo le felicitó por las decisiones que había tomado, a pesar de que eso por inercia le hizo preguntarse si en verdad era correcto lo que había hecho. “Aunque no puedo dejar ese miedo de cargar con otra culpa como la de hace seis años”, pensó Yunho mirando el piso.

-Pero, tú no hiciste nada malo. –dijo Jaejoong pareciendo responder a los pensamientos del mayor.

-Lo sé pero… no hay nada peor que ser odiado por alguien que alguna vez te amó. –dijo Yunho ignorando lo que sus palabras le estaban causando a Jaejoong.

“Tú fuiste una de esas personas, ¿no es así? Y eres tan hipócrita para seguir aprovechándote de su gentileza… En verdad sigues siendo de lo peor… Por eso nadie podrá amarte…”

-Perdóname... –dijo Jaejoong entre dientes mientras empezaba a lagrimear.

-¿Qué? ¿Por qué te disculpas ahora? –preguntó Yunho exaltado.

La verdad era que desde que lo encontró en aquél supo que algo le pasaba, algo que no quería contarle. Se acercó a él y lo abrazó… En la oficina, Jaejoong seguía siendo el mismo prodigio para los negocios y conservaba ese aire de superioridad cuando le hacía notar a Yunho algún error que para su parecer era obvio. Sin embargo, en su mirada había algo diferente.

-No merezco estar aquí contigo… sólo te he causado problemas. –estaba asustado.

Era miedo lo que Yunho notaba en su mirada. A cada minuto, cada vez que esas voces de su antiguo yo resonaban en su cabeza se preguntaba: “¿en verdad habré cambiado?” Y es que hasta él desconfiaba de sí mismo, por que ¿cuántas veces no había intentado dejar esta odisea? Como aquella vez que fue llorando a casa del Dr. Long a altas horas de la noche, arrepentido de lo que le había hecho a Junsu. El ver el rostro de su amigo en sus pensamientos le hacía recordar algo que le dijo cuando lo había aventado al suelo: “Yo digo muchas cosas... ya es momento de que aprendas que la mayoría de ellas son mentira.”

-Vaya que te gusta contradecirme. –rió Yunho comparando la situación con las veces en que Jaejoong rechazaba alguna de sus propuestas para la compañía. – ¿Cómo te atreves a llamar “problemas” a lo mejor que me ha pasado en años?


-Per…

Jamás lo había dicho: las palabras “Te amo” o “¿quieres salir conmigo?”… El solo pensar en ello le resultaba extraño de todas formas. Pero ese era Jung Yunho de todos modos; esa persona que no creía en la necesidad de expresar con palabras lo que es obvio… Al fin y al cabo, ¿que son las palabras sin el sentimiento que llevan con ellas? Entonces si lo importante es el sentimiento que transmite, ¿por qué no abstenerse de ellas y sustituirlas por acciones?

También Yunho tenía miedo. Después de todo, no por nada repetía hasta el cansancio que era un cobarde. Pero su mal tenía un remedio, uno infalible: Kim Jaejoong. Es por eso que cuando tuvo miedo de no saber como respondería a la siguiente réplica del pelioscuro había optado por callarlo, y que mejor manera que con sus labios, así podría matar dos pájaros de un tiro, ya que él también evitaría decir algo innecesario.

Fue diferente al beso desesperado de la oficina. Jaejoong lloraba como en aquella ocasión, pero ahora los movimientos eran lentos, disfrutando el cosquilleo que los leves roces entre sus labios les causaban. Después sus lenguas se unieron al juego de las cosquillas, guiando Yunho al su inexperto dongsaeng. Y esto duró hasta que ambos tuvieron que separarse a sabiendas de que si continuaban sería difícil parar y por el momento ninguno de los dos estaba lo suficientemente bien psicológicamente para llegar por esos extremos. Además no hay que olvidarse de los principios de Yunho, quien en ese momento, mientras jadeaba por aire, se preguntaba ¿cómo había podido aguantar tantos años de abstinencia con Sunye y con este niño estaba a punto de perder la cordura en menos de un día?

Pero una vez más, esos acontecimientos no fueron nada en comparación con los de antes… ni con los que vendrían después.

***

Por fin Lunes.


La gente común no suele anhelarlos mucho, pero “común” era un adjetivo que jamás podría empatarse con el nombre de Jaejoong. Él esperaba ese día con cada célula de su ser; sabía que a partir de esa semana las cosas iban a cambiar en muchos aspectos de su vida. No importaba si Yunho no le hubiera contestado nada después de su repentina confesión, pero el con simple hecho de que lo quisiera a su lado y lo besara de vez en cuando de esa manera tan apetitosa en que lo había hecho cuando hacían los quehaceres se declaraba satisfecho.

-¿Estás seguro de que no quieres que regresemos? –le preguntó Yunho por tercera ocasión.

-No, te juro que estoy bien. –le contestó fingiendo interés en los edificios que se acercaban y alejaban conforme avanzaban en el automóvil.

-Puede que sea una consecuencia tardía de la vez que quedaste atrapado en la lluvia. –aprovechando que el semáforo se había puesto en rojo puso su mano sobre la frente de Jaejoong.

-T…te dije que estoy bien, hyung. –contestó sobresaltado alejando la mano de Yunho.
“Maldito Yunho, ¿cómo esperas que esté después de que te vi paseándote por el departamento con solo una toalla enredada en la cintura?

-Por lo menos el que estés comportándote como niño mimado me indica que ya estás recuperado del todo. –sonrió Yunho esperando por el cambio de luz.


-¡Que no soy un…

-Si, si, lo sé. Obviamente sé que ya no eres un niño. –aclaró usando un tono de voz grave que hizo que a Jaejoong se le erizara la piel de los brazos.

***

-¿Lo vieron?


-¡¡Si!!

-¡Woow! Era realmente apuesto…

-Es verdad.

-¿Quién era ese chico?
-No lo sé, creo que es nuevo.
-Tiene que serlo, ¡es ilógico no haber notado algo como eso el semestre pasado!

-¿Con quién venía?
-Choi Minho.
-¿No es el que estaba saliendo con Changmin?
-Eso dicen.

-¿Crees que sea…?
-Debe ser, si venía con Minho…
-¡No es justo!... ¿Por qué todos los chicos apuestos tienen que ser así?

-¿Creen que Minho haya dejado a Changmin por él?
-No me sorprendería, ese chico lucía tan gentil y caballeroso. En cambio Changmin es un…
-¿Qué es lo que soy? –Interrumpió Changmin una de las muchas pláticas ruidosas de las chicas que se agalopaban en el pasillo obstruyendo el paso de los demás.
-No, nada… yo... –la chica temblaba mientras estaba atrapada entre la pared y el cuerpo de Changmin, quien la veía con la cara rebosando en furia.

-Si, eso me imaginé... –bufó Changmin comenzando a recuperar su autoestima al ver que nadie se atrevía a defender a la chica sólo porque se trataba de él— No quiero ver otra vez este hermoso rostro tuyo hablando de mi, ¿lo has entendido?

-S…si.

Changmin había pensado que si evitaba encontraste con Minho y su amiguito a toda costa no se vería en la penosa situación de escuchar a Nichkhun contándole a todo mundo sobre como lo dejó tirado e inconsciente en un callejón. Sin embargo, desde que dio el primer paso a la institución aquellos cuchicheos no hacían más que repetir su nombre, el de Minho y el “chico misterioso”.

“¡Al diablo con las primeras clases! Además, el primer día nunca hacen nada importante todo el tiempo se les va en presentaciones inútiles.”, pensó Changmin mientras se alejaba empujando a varios estudiantes a su paso y levantando ligeramente el labio de un lado como lo hacía cuando estaba enojado.

Caminó por los pasillos despistadamente, confundiéndose entre aquellos que tenían alguna hora libre. La desventaja de ser tan popular era que cualquier minúsculo acontecimiento podía terminar en lo que había pasado esta mañana. La diferencia que hacía resaltar ese día es que Changmin siempre había podido arreglárselas para ignorar cualquier rumor acerca de él, sin embargo hoy había sido diferente.

“¡¿Cómo se atreven a insinuar que ‘ese’ es mejor que yo?! Diciendo por ahí que le conviene más a Minho salir con él que conmigo... ¡patrañas!” Solo quería alejarse, a patear por ahí algún bote de basura hasta el cansancio. Sentía ira y lo odiaba. Según sus principios no debería de sentir eso, debería de darle igual: si algo no te importa no puede hacerte daño; si no demuestras interés nadie podrá burlarse de ti; si no te enamoras, nadie podrá romperte el corazón.

Mientras más caminaba, menos gente se encontraba. Eso era indicio de que iba por buen camino en su búsqueda por un lugar tranquilo. Pero entonces, cuando iba a dar la vuelta por una de las esquinas del pasillo una voz ya muy familiar lo hizo detenerse en seco y regresar los algunos pasos para evitar ser visto.

“Benditas sean las clases de Chino que me obligaron a tomar mis padres cuando estaba en la escuela media”, pensó Changmin irónicamente al darse cuenta que el susodicho estaba hablando en aquel idioma.

-Te he dicho que estoy bien… la gente aquí ha sido muy amable, en serio… ¿Qué?... Ah, si por supuesto que hay chicas muy lindas… y chicos también jajajá… No, ya, ya… lo siento, solo estaba bromeando… ¡Tranquilízate! ~… ¿Cómo crees que podría poner mis ojos en alguien más?...


“¡¿Qué?!” Pensó Changmin abriendo los ojos al máximo. Asomó su cabeza para ver a donde se encontraba antes Nichkun y pudo advertir al fondo del pasillo como se alejaba aún con el celular en la mano.

“Lo sabía… después de todo ese tal Nichkhun no es el santo que todos creen… ¡Pero que mierda! Solo lo han visto pasar esta mañana y ya lo tenían en un altar… Pero no importa que tan malo sea yo, siempre y cuando no sea el peor”. Terminando de darse ánimos a sí mismo nació en él una nueva determinación, “tengo que hacerle saber a todo mundo cómo es en realidad este tipo”, pensó decidido. Pero había algo más importante que tenía que hacer antes de desenmascararlo frente a los demás, tenía que hacer que Minho volviera a confiar en él, y que de ese modo le creyera. “Ya lo verás, te arrepentirás de haberme cambiado por algo peor… pero te arrepentirás aún más después de que te haya caer otra vez ante mí.”


***

-Lo sabía. Aún no hemos lanzado la campaña y ya tenemos a todos a la expectativa. Sobre todo a la competencia jajajá. ¡Ríndanse ante Jung Corporation, escoria! –“Definitivamente es el mismo de antes”, pensó Yunho impactado con la hiperactividad del chico de cabello castaño oscuro y hermosa piel blanca.
-Oye, niño, bájate de la silla que es parte del nuevo “estilo innovador” de Jung Corporation. –Dijo Yunho haciendo burla de las palabras que solía usar Jaejoong para referirse a las modificaciones que habían surgido en la empresa a causa de su llegada.
-¡Hey! No te rías de tu empleado más valioso. Gracias a mí y mi súper dotado cerebro hemos podido lograr estas cifras. –respondió Jaejoong aún de pié sobre la silla frente al escritorio de Yunho y sosteniendo una carpeta con los informes recientes.
-Si, y la principal característica de nuestro milagro salvador es su inigualable modestia. –se rió de nuevo Yunho.
-La modestia es hipocresía pura. Mentir acerca de tus habilidades es como estarles mintiendo a las personas, así que no me abstengo de decirle al mundo lo bueno que soy para los negocios. –dijo Jaejoong orgulloso mientras bajaba de la silla.
-Ok, ok… ¿Qué no tenías algo que hacer en las oficinas de la planta baja? –le quitó los papeles y, tomándolo por los hombros lo guió hasta la puerta.
-¡¿Me estás corriendo?! –exclamó Jaejoong dramatizando.
-Para nada, solo me aseguro que sigas iluminando a todo mundo con tus poderes. –dijo mientras bruscamente volteaba a Jaejoong de un solo movimiento y le daba un rápido beso en los labios. –asegúrate de revisar que todo esté en orden. –dijo Yunho en voz ata, regresando al aturdido Jaejoong a su posición original, después de haber abierto la puerta.
Algunos de los empleados vieron sonriente la cara sonrojada y el seño fruncido de Jaejoong. El chico murmuró algo parecido a “me las pagarás” y se fue por el ascensor que llegaba justo a tiempo, huyendo así de la risa burlona de su jefe que se había quedado de pie junto a la puerta de su oficina.
-Sr. Jung –se acercó Yubin contagiada un poco de la sonrisa de su jefe—, no tuve oportunidad de decirle pero, ésta mañana antes de que usted llegara alguien vino a dejarle esto.
La joven le extendió una hojita de color terroso la cual Yunho tomó aún manteniendo el embelesamiento que Jaejoong le causaba. –Gracias. –le dijo después de tomarlo para entrar a su oficina de nuevo.
No le tomó mucho tiempo, ni siquiera había desdoblado la hoja cuando ya sabía de quien provenía. Las iniciales elegantemente escritas en el exterior no hicieron más que apagar la sonrisa boba en su rostro. “Sunye…”

***

-¿¡En serio!? ¿No me digas que eras una de sus fans?
Ese día el pelirrojo amigo del presidente de Jung Corporation se había tomado el pequeño lujo de llegar tarde. Yunho odiaba que se aprovechara de su amistad para hacer cosas como esas pero, esta vez venía con una buena escusa.
-No, te equivocas… pero, si conocí a una persona que era muy fanática. –habló Sohee con voz tierna mientras Heechul le habría la puerta del coche.
-Ah, ya veo. –dijo Heechul sonrojándose un poco confundido por la voz de la chica— A Yunho no le gusta mucho hablar de eso, así que será mejor que no lo menciones.
-No te preocupes, yo entiendo. Pero, aún así el conocerlo me pone nerviosa. –“Me pregunto que pensaría mi hermanito de esto.”
-Seguramente obtendrás su autógrafo… Tiene que firmar tu contrato permanente después de todo jajá. –bromeó Heechul mientras caminaban hacia la entrada principal de al empresa.
-¡Heechul-shi! ~ ¿Cómo se te ocurren estas cosas siempre? Jaja. –él estaba en las nubes, sorprendido de las ganas que le despertaba esta chica de serle fiel por el resto de su vida.
“¿Eh? ¿No había visto ese gesto en antes?” se preguntó el pelirrojo al ver como se cubría tímidamente el rostro Sohee mientras se reía.
-¿Disculpe?
-Si, ¿en que puedo ayudarlo? –le respondió Heechul en inglés al desconocido extranjero que se había acercado a los dos antes de que pudieran entrar.
-¿Es esta la empresa de Jung Yunho? –preguntó aliviado de encontrar por fin a alguien que hablase su idioma.
-Así, es: “Jung Corporation”. Yo soy Kim Heechul, vicepresidente de la compañía. ¿Hay algo en que pudiera servirle? –preguntó Heechul cortésmente y hasta con aire refinado.
-Quería hablar con el Sr. Jung, pero creo que será en otra ocasión ya que ahora estoy algo corto de tiempo. –se disculpo, señalando un taxi que lo esperaba.
-Ah, ya veo. Pues será bienvenido el día que guste, aquí tiene mi tarjeta de todas formas donde podrá encontrar los horarios de la compañía.
-Se lo agradezco mucho. Ahora, si me disculpa.
-Ah, si claro.
Una vez que el sujeto con traje y de temple atractivo se hubiese marchado Heechul se puso a dar saltos de alegría, importándole muy poco estar en plena calle.
-¡Así que los rumores eran ciertos! ¡El día de hoy se lanzará la campaña publicitaria y ya tenemos clientes del extranjero! –Heechul fingía llorar de alegría— ¡¡Qué felicidad, ya quiero contárselo a Yunho!!
-Amm, Heechul-shi… siento arruinar tus lágrimas falsas pero, ¿le has preguntado su nombre a esa persona?

***

“Siempre. Desde siempre lo recuerdo a mi lado, aunque sé que eso no es verdad. Lo conozco sólo desde hace algunos años pero… siento que siempre ha sido así. La soledad, es la única cosa que recuerdo antes de Kim Jaejoong. No soy tonto, sé que nunca me quiso de la forma en que yo quería pero, aún así estuvo a mi lado. Por eso no puedo permitir que las cosas terminen así entre nosotros. Aquél día él habló y dijo todo lo que quería decirme antes de abandonarme pero, yo aún tenía cosas que decir. No me importa que sea Yoochun el que lo haya corrido, sé que de todos modos el ya pensaba irse. Lo sé. Pero, aunque sea a escondidas, tengo que hablar con él…”

***

-¿Sólo eso?
-Si, sólo eso. –respondió Changmin al chico de cabello lacio y de vez armoniosa— Mira, ahí viene. ¿Cuento contigo?
-Sabes que sí. –Afirmó confiado mientras salía detrás de la máquina de jugos y se proyectaba a toda velocidad por el corredor. – ¡Háganse a un lado, que llevo prisa!
En realidad no es que hubiera mucha gente cerca, pero sobreactuar no quedaba mal ahora. Los ojos del pobre chico que venía cargando con una pila de libros en sus manos mostraron el impacto de aquella frase, y solamente pudo cerrarlos con fuerza cuando sintió perder el balance y que los libros caían sobre de él.
-¡Minho! –antes de que pudiera hacerle compañía a los libros de finanzas en el suelo, una mano salvadora tomó la suya. Después, sintió un brazo alrededor de su cintura y aspiro un perfume familiar.
-Changmin…
-¿Estás bien, Minho? –le preguntó con una espléndida sonrisa una vez que hubo abierto los ojos.

***

-¿Se puede pasar? –preguntó Heechul desde el exterior de la oficina con su característica voz canturreada.
-Ya que... –dijo Yunho quitándose los lentes que usaba cuando su vista le traicionaba, agotada de tanto leer.
-Tomaré eso como un “por supuesto, querido amigo”. –replicó Heechul antes de entrar a la oficina principal acompañado por Sohee.
-Oh, vienes con alguien. –comentó Yunho mientras observaba a la chica que tenía la desgracia de llegar con su amigo.
-Si. Es la chica de la que te hablé, de la agencia de publicidad. –“Tengo una extraña sensación… como si ya la hubiera visto…”
-Mucho gusto, mi nombre es Kim Sohee. –saludó educadamente haciendo gala del porte y la vestimenta vanguardista que portaba.
- Encantado de conocerle, mi nombre es Jung Yunho, presidente de la compañía.

“Hermano, ¿qué pensarías si te contara que he conocido a tu ídolo favorito? La próxima vez que quieras vernos, cuando por fin puedas perdonarnos a mamá y a mí, estoy segura que hablaremos de ello con mucha alegría mientras tomamos aluna bebida, en algún lugar, unidos como lo éramos antes.”

Se dieron cuenta ambos amigos que la chica de cabello largo ondulado era en realidad una persona muy agradable. Estuvieron discutiendo un rato acerca de los pormenores del promocional de televisión y de radio, sobre costos y algunas futuras ideas. Después dejaron las cosas del trabajo para habar de cómo Heechul había olvidado preguntar el nombre del desconocido y de ahí siguieron hablando de las peculiares características del pelirrojo, quien para al final de la conversación no podía decir que estaba más rojo, si su cabello o su rostro.
Retomaron una vez más los asuntos de índole profesional y Yunho habló claramente, apoyado por su amigo, en el interés de la empresa de asegurar un contrato por tiempo indefinido con la prodigio de la mercadotecnia. Ella no estaba en planes de descartar una oportunidad como esa, después de todo aún eran sus inicios en el ámbito. Antes de firmar, sin embargo, había alguien más que tenía que estar presente. Fue entonces cuando Heechul aprovechó la oportunidad para vengarse de Yunho, burlándose de que su amigo, el dueño del negocio, no podía dar ya ni un paso sin consultar a su asistente.
-Así como lo ves, este hombre no es más que un pelele que hace y deshace de acuerdo a los deseos de Kim Jaejoong. —reía Heechul mientras veía como Yunho estaba que echaba humo por los oídos.
“¿Eh? ¿Kim Jaejoong?”
-Si serás imbécil. Tú, maldita zanahoria. –aunque le daba un poco de vergüenza comportarse así delante de una persona que recién conoce no pensaba dejarse de Heechul.
-Se le llama venganza, mi querido amigo, y deja de meterte con mi cabello. Ofenderlo a él es como si ofendieras a mi madre. –la reina del drama había vuelto.
-Acabas de comparar a tu mamá con…
-¡Con permiso! –dijo Jaejoong mientras entraba a la oficina, haciendo que la pelea se detuviera, sólo fugazmente.
-¡Ah, Jaejoong, al fin llegas!… Este ogro estaba siendo malo conmigo. –gimoteó Heechul, corriendo a colgársele a Jaejoong del cuello.
-¡Óyeme, suéltalo!
-Malo~ , tu lo tienes todo el tiempo y no me lo quieres prestar ni un ratito. –mascullaba Heechul mientras se restregaba contra el cuerpo de Jaejoong haciendo un puchero.
-¡¡No para que lo uses como escudo!! –gritó Yunho empeñándose en separarlos, pero Heechul estaba muy aferrado.
-¿Qué yo no tengo voto aquí? –murmuro Jaejoong entre estrujes.
-¿Hermano? – exclamó la persona que Jaejoong no había advertido hasta ahora. –En verdad… ¿en verdad eres tú, Jaejoong? –el asombro amordazó el bello rostro de Sohee, mientras que Jaejoong se había quedado con la boca abierta.
El miedo regresaba, tomando como fuerte el estómago de Jaejoong, causándole unos mareos y unas nauseas sofocantes.

***
“Aún no ha acabado, lo sé. Si no se consumió durante todos estos años no haría en tan pocos días. Tengo que investigar más. Tengo que estar preparado para estar listo. Para proteger a la persona que amo. Descubriré todo lo que hay detrás de esa máscara a la que todos llaman: Kim Jaejoong.”

Esos pensamientos persistían mientras terminaba de marcar los números en el teléfono. Esperó unos minutos mientras contestaban.

-¿Joongki?... Hola, ¿cómo has estado?... No exageres, ni que fuera la primera vez que te hablo… Jajajá, sabes que siempre eres bienvenido,… claro, yo mismo te daría un tour por todo Seúl… Bueno, en eso yo paso. Por el momento tengo a alguien que me interesa… No, aún nada pero, espero que algún día… ¡Déja de burlarte de mí!... ¿oye a qué no sabes a quién me encontré?... ¡No, a ella no!... Nada más y nada menos que a Kim Jaejoong… jaja no sabes lo que ha cambiado…por cierto, tu familia es cercana a los Kim, ¿verdad?


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